El Parlament declaró ayer la independencia de Cataluña. Pero lo hizo con una votación secreta, a propuesta del Grupo de Junts pel Sí (JxS) secundada por el de la CUP, que provocó una sonora bronca en el hemiciclo, donde la oposición nunca parece terminar de curarse de espantos.

Los dos grupos independentistas del Parlament, Junts pel Sí (JxS) y la CUP, hicieron valer su mayoría absoluta para sacar adelante una propuesta de resolución conjunta para constituir "una república catalana como estado independiente, soberano, de derecho, democrático y social". Lo que, traducido, significa que con sus votos el Parlament declaraba la independencia de Cataluña. La resolución obtuvo 70 votos a favor, 10 en contra y 2 en blanco. La votación se realizó de forma nominal y en urna y en ausencia de los diputados de Ciudadanos, el PSC y el PP catalán, que ya habían abandonado el hemiciclo. La petición de votar en urna y por llamamiento, en vez de hacerlo por llamamiento y de viva voz, la formuló el portavoz adjunto de JxS, Roger Torrent, pero enseguida recibió el apoyo de la diputada "cupera" Anna Gabriel.

"Sabéis que nuestra cultura política queda muy lejos de votaciones secretas. Pero hay un grupo que nos lo ha pedido y daremos apoyo, por la cultura política antirrepresiva", explicó, didáctica, Gabriel, que aprovechó para recordar la "amenaza de querellas penales de más de 30 años de prisión", por el delito de rebelión, a las que se exponen los miembros del Govern y de la Mesa.

Con la maniobra de los diputados de JxS, que obtuvo la comprensión de los "cuperos", se pretende evitar que esa misma amenaza pese también sobre los parlamentarios. Pero el ardid fue recibido con críticas de la oposición entre las que destacaron las del líder del PP catalán, Xavier García Albiol, que antes de abandonar la Cámara para no participar en la votación tachó a los diputados independentistas de "cobardes". Y no lo decía precisamente por los de la CUP.

En este clima de tensión y bochorno, similar al del pleno de los días 6 y 7 de septiembre, los 11 diputados de Catalunya Sí Que Es Pot (CSQP) decidieron quedarse en el hemiciclo. Pero sin poder evitar que quedara de manifiesto la profunda división que aqueja al Grupo. Ocho de ellos mostraron a las cámaras el "no" marcado en su papeleta; en cambio los tres que pertenecen a Podem (Albano Dante Fachin, Joan Giner y Àngels Martínez) mantuvieron oculto el sentido de su voto.

Antes de la votación, además, los letrados del Parlament advirtieron que la propuesta de resolución conjunta de JxS y la CUP no sólo no podía ser votada, sino que ni siquiera podía ser admitida a trámite por la Mesa. Sin embargo, como en otras ocasiones -así en el citado pleno de principios de septiembre, cuando se aprobaron la ley para dar cobertura al referéndum del 1-O y la de transitoriedad jurídica-, el órgano de Gobierno de la Cámara hizo caso omiso del apercibimiento de los letrados, esta vez muy serio.

Entre los puntos de dicha resolución que se votaron, el Parlament insta al Govern a aprobar los decretos y resoluciones que sean necesarios para desarrollar la ley de transitoriedad jurídica -que crea un "marco legal catalán"-, empezando por la "expedición a la ciudadanía" de los documentos de identidad catalanes.

Se propone impulsar un "tratado de doble nacionalidad" con el Gobierno de España, promover "ante todos los Estados e instituciones el reconocimiento de la república catalana" y establecer el "régimen de integración en la administración de la Generalitat" de todos los funcionarios -salvo que renuncien a ello- que hasta ahora prestaban sus servicios en la administración general del Estado en Cataluña. Y se insta a tomar las medidas necesarias para el "ejercicio de la autoridad fiscal, de la seguridad social, aduanera y catastral".

El Parlamento catalán estaba rodeado por miles de personas que se manifestaron a las puertas mientras los parlamentarios votaban la declaración. Los concentrados en los alrededores del Parlament realizaron un pasillo para los alcaldes catalanes que entraron en la cámara catalana para seguir el debate de las resoluciones.

Los alcaldes fueron ovacionados a su paso hacia el Parlament con gritos de 'No esteu sols' (No estáis solos).