"Soy una cineasta. Estoy acostumbrada a luchar por un buen film.

Ahora lucharé por encontrar lo mejor entre los de mis colegas", dijo Coixet, custodiada por los restantes seis miembros del jurado, entre ellos otros dos directores, el chino-estadounidense Wayne Wang y Gaston Kaboré, de Burkina Faso.

Al menos sobre el papel, el Festival pretende repasar a través de esos 18 concursantes -de consagrados como los franceses Bertrand Tavernier y François Ozon o el británico Stephen Frears al debutante argentino Adrián Biniez y la peruana Claudia Llosa-, un panorama global que combine los grandes temas del momento con el cine íntimo.

Swinton, como Coixet, se declararon "abiertas a todas las expectativas". "Vengo a dejarme sorprender" y a salir de la Berlinale, el 15 de febrero, "habiendo aprendido mucho de cine", dijo la presidenta.

Dieter Kosslick, el director de la 59 edición del Festival de Cine que hoy se abre con "The International", de Tom Tykwer, se ajustó con la elección de Swinton y Coixet a su tradición de invitar a formar parte del jurado a "amigos" y "amigas" de la Berlinale o de él mismo.

Coixet se estrenó en 1995 en ese festival con "Cosas que nunca te dije" -en la sección Panorama-, compitió en 2003 con "Mi vida sin mí" y volvió a Panorama en 2007, con el documental "Invisibles", junto a un colectivo de realizadores. En 2008 regresó a competición con "Elegy", interpretada por Penélope Cruz y Ben Kingsley.

Swinton ha pasado asimismo por Berlín en otras ediciones y el año pasado compitió con "Julia".

Sus "soldados" en el jurado son variopintos y asimismo cumplen con el perfil de buenos amigos -"en el buen sentido de la palabra", precisó Kosslick- del Festival.

Junto a los mencionados directores, Kosslick incluyó en el gremio el dramaturgo y cineasta ocasional Christoph Schlingensief, ex "niño terrible" de la escena alemana, ahora algo domesticado tras haber escuchado algún abucheo con sus escenografías en el elitista festival de ópera Richard Wagner de Bayreuth.

Junto a ellos, dos aportaciones de "intrusos": el escritor sueco Henning Mankell, autor de best-sellers de intriga traducidos por medio planeta, y la cocinera activista culinaria Alice Waters, una innovación de Kosslick, decidido a incrementar el papel de la relación entre el cine y la gastronomía en el Festival.

Mankell no se anduvo por las ramas y sentenció que, a más tardar ahora, con la crisis financiera internacional, se ha visto hasta qué punto la globalización no está dando el menor fruto positivo "ni para el mundo occidental, ni para África, a la que no se deja vivir".

Kaboré, en el mismo sentido, pidió algo más de atención mediática para el cine llegado de esas latitudes.

Schlingensief explicó que él mismo está trabajando en un proyecto cinematográfico en Burkina Faso -"para lo que me gustaría contar con Gaston", dijo-, lo que de alguna manera dejó claro que, quien entra en el jurado de Kosslick, acaba estrechando nuevas amistades.

Ni Swinton, ni Mankell ni Schlingensief pudieron responder con claridad a la pregunta de si con Barack Obama en la Casa Blanca la próxima Berlinale podría presentar, por fin, la imagen de un mundo mejor.

"No sé...", admitió la actriz. "No se puede decir, veamos qué pasa en Gaza, en otras partes del mundo", apuntó Mankell. "Vamos a ver, tal vez hay demasiados expectativas y poca realización", concluyó Schlingensief.