Hay pueblos que destacan por sus monumentos, por su tamaño, por su historia y otros por una ocurrencia genial en principio chiquitita que con el tiempo los convierte en capitalidad. Pino Santo, un coqueto escondite ubicado en pleno paisaje protegido es uno de ellos, con una cita, siempre a mediados de agosto, que lo transforma en el epicentro del caballo en Canarias.

Desde el sábado, día en que comenzaron las exhibiciones y los concursos, por los picaderos del barrio de la villa de Santa Brígida han pasado cientos de personas para disfrutar de la doma clásica y vaquera, la alta escuela, los jinetes a pie en tierra, y hasta de los paseos en vistosos coches de caballos y doma del oeste.

Con la de ayer son 16 las ediciones del que ya se conoce como gran día dedicado al caballo, una cita que se encuentra dentro del programa festivo dedicado a la Virgen de la Salud y que en esta ocasión ha estado protagonizado por jinetes de todas las edades y de las más variadas procedencias, como puede ser el caso de Portugal, Colombia o la ciudad andaluza de Sevilla, sin olvidar una nutrida cantera de la tierra que desde hace ya unos cuantos años apuntan prometedoras maneras y que tienen, en esta cita, una de las más vistosas del calendario festivo de agosto, una oportunidad de oro para darse el pisto con caracolillos.

La exhibición ecuestre de Santa Brígida se ha consolidado en el calendario festivo de Gran Canaria, tanto por la enorme afluencia de espectadores que atrae, como por la calidad de los participantes.