- Figuraba usted en muchas quinielas como ganadora en los Goya de 2011 por su trabajo en el vestuario de Lope, pero las propuestas del lanzaroteño Paco Delgado en Balada triste de trompeta estaban muy bien situadas también.

- La verdad es que todos los trabajos eran muy diferentes y era fácil que cualquiera pudiera ganar. Incluso el de Pan Negro, que es maravilloso porque es tan delicado y lleno de texturas, pero sin llamar la atención (que es lo que a nosotros nos gusta hacer en una película) que resultaba una firme aspirante, igual que También la lluvia. Cierto que el de Paco Delgado era complicado y vistoso, pero nunca hay vestuario fácil en una película, jamás, así que todo podía suceder. De todo corazón, le digo que era un honor estar nominada con esos tres trabajos.

- ¿Cómo fue crear 3.000 piezas diferentes para Lope? Dicen que ha hecho maravillas con muy poco dinero.

- La verdad es que en cine el dinero es siempre poco. Y el tiempo; siempre queremos más. Pero es verdad que hay que saber gastar bien el dinero para que si tienes diez, parezcan treinta. Los tiempos, además, no están para otra cosa. Nosotros nos la ingeniamos para que, a todo lo que se fabricara, se le pudiera exprimir visualmente en pantalla al máximo, por eso nos dedicamos a ver dónde había que poner el máximo esfuerzo para que el vestuario tuviera el peso que Lope necesitaba.

- Tenía usted de 'perchas' a Alberto Amman, Leonor Watling y Pilar López de Ayala. ¿Fue duro trabajar con ellos?

- En absoluto. Alberto es maravilloso y no sólo porque es guapísimo, sino porque cuando se rodó Lope no se había estrenado aún Celda 511, y él estaba en nuestra película como un niño con zapatos nuevos. Es, francamente, un amor. Estaba guapísimo con y sin mi vestuario. Luego Pilar, que es un lujo trabajar con ella porque todo le queda bien y es un éxito seguro, y estaba también Leonor, a la que quiero muchísimo y siempre agradecía que le pusiéramos de todo en su ropa. Ella venía mucho al set de vestuario, cuando no rodaba, a que le diéramos algo que hacer: cosió muchos botones de Lope. No pude estar mejor rodeada.

- Volviendo a la noche del domingo, ¿fueron duros esos segundos que transcurren hasta que se anuncia quién es el ganador?

- ¡Pasaron como horas esos segundos! Y sólo pensaba: "por favor, atiende bien, a ver si no van a decir tu nombre y te levantas a coger el premio". Lo mismo me podía pasar por los nervios que tenía... Fue todo tan raro. El pánico escénico también me invadió, y cuando me vi delante de toda esa gente pues pensé que no iba a poder articular palabra. De hecho, mis discurso fue mucho más corto de lo que tenía preparado en el papel.

- ¿Cree que fueron justos los premios de esta edición de los Goya?

- Pienso que sí, pero qué voy a decir yo, si soy una de las ganadoras. Aunque los premios de este tipo, en general, nunca son justos del todo porque habiendo cuatro aspirantes tan dispares ¿cómo valoras cuál es el mejor? A veces pienso que los trabajos artísticos habría que reconocerlos sólo con la nominación.

- ¿Le ha pesado a Balada triste de trompeta la polémica surgida con su director, Álex de la Iglesia, a raíz de mostrarse contrario a la ley Sinde? Partía con 15 nominaciones y se lleva dos premios menores.

- No lo sé. Cuando yo hice mis votaciones no pensé ni en la ministra ni en nada, pero supongo que habrá gente que sí haya votado teniendo eso en la cabeza, algo con lo que no estoy de acuerdo porque debemos diferenciar el papel de Álex como director a su papel como responsable de la Academia del Cine. Una cosa es eso y otra es el trabajo de su equipo.

- Usted es chicharrera chicharrera.

- sí, de Santa Cruz. Plaza del Príncipe, exactamente.

- ¿Y cómo llega al cine?

- Pues con Juan Carlos Fresnadillo y Esposados.

- Usted ha desarrollado buena parte de su carrera fuera de las Islas, como algunos de los canarios nominados este domingo a los Goya. ¿Qué debe suceder para que lo de este año no quede en una anécdota y haya presencia de profesionales del Archipiélago en otras ediciones de los premios?

- Pues que se generen más trabajos y que sean interesantes. Para eso también debe existir la implicación de las autoridades: que impulsen las producciones y apoyen esta industria. Lo del domingo se puede repetir siempre que queramos, pero hay que buscar productos atractivos, que sean apetitosos, incluso, fuera de nuestras fronteras.

- ¿Y estas nominaciones de 2011 sitúan a Canarias en el mapa del cine español?

- Como profesionales, sí. Pero comparar, por ejemplo, al cine catalán con el cine canario es un disparate. No hay tanta industria, aunque aquí se estén haciendo cositas. El éxito de Pan Negro es fruto de muchos años de trabajo y dedicación en Cataluña al cine: tienen hasta los premios Gaudí. En Canarias nos faltan aún muchas cosas.

- Por último, ¿qué le dijo su hija de cuatro añitos cuando la vio salir de casa tan elegante el domingo?

- Estaba muy emocionada y me dijo: "Mami, pareces una princesa".