Valeria Castro en el Auditorio Alfredo Kraus: lo que le hace falta a la gente

La cantautora palmera emociona a las 1.600 personas que asistieron al primer concierto de su gira 'Con cariño y con cuidado' en Canarias

Valeria Castro durante su concierto en el Auditorio Alfredo Kraus.

Valeria Castro durante su concierto en el Auditorio Alfredo Kraus. / Nacho González Oramas

Nora Navarro

Nora Navarro

La voz de Valeria Castro florece adentro como los brotes verdes en la tierra arrasada, como el latido de una herida transcrita en canciones, una erupción de abrazos contra lo que perdimos en el fuego pero nos devolvió su música. La cantautora palmera inició el periplo de su gira Con cariño y con cuidado en su Canarias natal el pasado jueves en el Auditorio Alfredo Kraus, con su gran ventana abierta al Atlántico al que canta desde ciudades de todo el mundo con la raíz, el amor y la magua atravesadas en la garganta. 

Vestida de blanco sobre fondo azul, su chorro de voz rompió el silencio de las 1.600 personas que colmaron el aforo hace más de un mes, y lo hizo con la canción Dentro, un prólogo chiquito o declaración de principios de su discurso sonoro y vital. «Que lo que canto no tiene más que lo que llevo dentro / Que es todo lo que siento», anuncia.  

Valeria es dulzura y calidez, pero también es fuerza y baile, ritmos tribales y catarsis percutiva. Así lo puso de manifiesto desde La raíz, el canto de amor y dignidad escrito desde las cenizas del volcán que sepultó la casa y los recuerdos de su abuela Micaela en el Valle de Aridane, cuya voz también se hizo presente en el escenario a través de las grabaciones que jalonan Un hogar. «Pasó lo que tenía que pasar / y no pienso hacer nada más / más que quedarme aquí / cuidando la raíz», canta a corazón abierto.

Valeria Castro durante el concierto en el Auditoroi Alfredo Kraus.

Valeria Castro durante el concierto en el Auditoroi Alfredo Kraus. / Nacho González Oramas

Entre ambas canciones, cantadas en cuarto y quinto lugar, Valeria se añurgó hasta las lágrimas y ya puso a todo el Alfredo Kraus en pie: «Es que la tierra emociona mucho», manifiesta la cantautora, quien ha sembrado el amor por sus raíces en distintas latitudes hasta desembocar en los Grammy Latinos el pasado 2023. Pero el regreso a su Archipiélago natal enmarcó una intimidad especial que Valeria subrayó en varias ocasiones, y es que no solo sus sonidosy bailes se trenzan con el timple, los tambores y las chácaras, sino que también sus letras se miran y enraizan en «la tierra que me vio nacer». Y por supuesto, no faltó el grito a favor de su pueblo y sus paisajes: «Canarias no se vende, Canarias se defiende». 

Y canción a canción, relatando sus historias y vivencias «como si estuviéramos en familia», la voz de Valeria va desanudando esa ansiedad o desasosiego que anida a veces bajo la piel para envolver al público en esa atmósfera de pinos y laurisilva, isla bonita y salitre, suavidad, ternura y libertad, como el río de La corriente que desciende desde la montaña directo al corazón. «Quítame, quítame, quítame la pena», reverbera el eco.

En un viaje de casi dos horas, apenas dejó canción en el tintero, como Ay, amor, Culpa, Perdón (no me había dado cuenta), Costumbre o Cuídate, esta última dedicada a sus padres, así como aquellas escritas en colaboración artística, como El amor de Andrea, con Vetusta Morla, que le valió una nominación a los Premios Goya; o el canto al amor maternofilial de Hoxe, mañá e sempre, con el trío gallego Tanxugueiras. También hubo espacio para rendir homenaje a sus referentes musicales en forma de una versión mágica de Todo cambia, de Mercedes Sosa.

Pero los faros de Valeria, en consonancia con ese gran matriarcado que representa La Palma, son su abuela y su madre, a quienes dedicó su bellísima canción Guerrera, una carta de amor a esas historias no contadas de las grandes heroínas cotidianas que allanaron el camino con las manos, despejando piedras y arrancando ramas, siempre con cariño y con cuidado. 

«Grita a viva voz que no hay para microfonía / canta de pulmón, tu historia no se desafía / eres aliciente, eres lo que le hace falta a la gente / Ay, guerrera...», cantó en los bises como guinda, sin micrófono, sin instrumentación, fuera del foco: a pleno corazón desbordado de belleza. Con cariño y con cuidado. Valeria, tú eres lo que le hace falta a la gente.