Espacio Canarias, el centro cultural del gobierno de las islas, frente al parque de El Retiro, sirvió la noche del viernes para presentar la última obra de la colección Novela negra de Alba Editorial, Nuestra Señora de la Luna. El profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Las Palmas, José Luis Correa, nacido en la capital de Gran Canaria en 1962, fue entrevistado por el periodista y también escritor, Juan Cruz Ruiz, tinerfeño de 1948. Juan tiene un nieto de dos años. José Luis, un chiquillo de ocho. Dos generaciones y dos provincias unidas por el puente de la literatura.

Ambos coincidieron en leer a los autores hispanoamericanos y la novela social de denuncia de los años 70. Lo que ahora es el género que describe corrupción política, escándalos económicos, migraciones ilegales o mafias. "Pérez Galdós podría tener hoy la etiqueta de autor de novela negra", manifestó José Luis Correa. Por eso, obras como La silla del águila, de Carlos Fuentes o La fiesta del chivo, de Vargas Llosa pueden considerarse también de ese estilo.

Por las mismas razones, a estos libros tan de actualidad, gracias al escritor sueco Stieg Larsson, habría que considerarlos simplemente novelas: "Todo es novela", enfatizó Juan Cruz.

Correa explicó que su serie sobre el detective Ricardo Blanco tiene asimismo otros protagonistas: "Las Palmas y la Isla, porque es lo que conozco bien y puedo describir sin necesidad de documentarme". De la misma manera, observó Cruz, el personaje que ha sido calificado por la prensa internacional como "el Marlowe canario", "es de la misma edad que José Luis". "Porque evidentemente -asintió el autor- conozco y me meto mejor en la vida de un hombre de unos 50 años que en la de un joven o una anciana".

Esta es una de las razones, según Juan Cruz, del ritmo cinematográfico, a veces trepidante pero con momentos para respirar, de la novela. La narración discurre, directa, natural, sincera, concisa. "Yo le digo al lector: vente conmigo a descubrir la acción y la intriga, sin engaños, sin añadidos innecesarios de descripciones inacabables, sin personajes al límite; cuento lo que le pasa a gente normal, con las únicas licencias que permite la ficción", apostilló Correa. "He bebido en las fuentes de autores norteamericanos como Dashiell Hammett, también guionista de cine, y en la novela negra nórdica. Pero prefiero la mediterránea de Vázquez Montalbán o Eduardo Mendoza, porque es con la que mejor me puedo identificar".

José Luis Correa irrumpió en el género negro en 2003 con Quince días de noviembre. Continuó al año siguiente con Muerte en abril. En 2006 y 2009 llegaron Muerte de un violinista y Un rastro de sirena, respectivamente. Todas, publicadas en español por Alba Editorial. Las andanzas de Ricardo Blanco han sido traducidas al alemán por Unionsverlag, al italiano por Del Vechio Editore y al finlandés por Tammi Publishers.

A la presentación de su último libro, Nuestra Señora de la Luna, asistieron, además de canarios en la península, Francisco Ferrero Campos, catedrático de Literatura Hispana y exdirector del Instituto Cervantes en Viena y Bruselas; el diplomático y escritor Ignacio Rupérez; Ángel Durández, presidente de la OJD y productor de cine, ganador de cuatro Goyas por Blackthorn; Rosario Madaria, subdirectora general del Inaem; Carmen Cruz Villalón, archivera de la Universidad Rey Juan Carlos; Miguel García Sánchez, distribuidor internacional de libros, y el periodista Joaquín Rábago.