Autor del estudio 'Roberto Bolaño, el cine y la memoria' (Aduana Vieja, 2011), el profesor e investigador canario Josué Hernández reflexiona sobre la figura de Bolaño y el influjo del cine en su obra literaria.

- De Roberto Bolaño no se conocía demasiado hasta que, de repente, en ciertos círculos literarios no se hablaba de otra cosa. ¿A qué es debido?

- Roberto Bolaño murió con 50 años en plena madurez creativa, justo cuando trabajaba en la novela seguramente más importante de su producción literaria, 2666. Empezaba a saborear el reconocimiento no solo de la crítica, sino también del público. Seguramente su muerte, por cuestiones puramente mitómanas que tienden a esta forma de promoción, también impulsó la difusión de su obra.

- ¿Hasta qué punto es su figura un símbolo generacional de la literatura latinoamericana?

- De algún modo, Bolaño viene a ocupar por derecho propio un espacio que había quedado relativamente vacío después de la generación de los años 60 y 70. En este sentido, es claro heredero de autores importantes del siglo XX como Borges y Cortázar. Es un creador que reformula no solo la temática, sino también los registros narrativos y el discurso de la novela en español de nuestra época. Como autor, ha influido muchísimo en los escritores actuales y en los de su propia generación, la de los nacidos en los años 50 en América Latina y España.

- ¿Pudo disfrutar de las mieles del éxito literario?

- Su reconocimiento internacional fue póstumo, derivado fundamentalmente de la entrada de su obra en el mundo anglosajón, que es el que actualmente te consagra como autor. Es además un mercado muy restringido que se suele limitar a la producción nacional, por lo que es muy difícil que un libro extranjero, en lengua española, se traduzca y llegue al público norteamericano. En su caso lo propició Susan Sontag, quien recomendó su traducción, y el New York Times, que potenció la difusión de su obra. Hasta el punto de que han llegado a pagar en EE UU cantidades elevadísimas por las pruebas de imprenta de su última obra, 2666.

- ¿En qué se basa la relación literaria de Bolaño con el cine?

- En mi estudio, considero cómo el cine puede llegar a influir en la obra de un autor contemporáneo, que es una cuestión sorprendentemente muy poco analizada. Se sabe mucho sobre las adaptaciones cinematográficas de obras literarias, o cómo la literatura influye decisivamente en el discurso narrativo en los inicios del cine, pero no al contrario. La influencia del cine en la obra de Bolaño abarca no solo la pura mención de títulos, las referencias a actores, películas y escenas; sino que llega a formular una parte de la poética del autor, así como influye en su modo de contar las cosas. La parte más delicada de esta cuestión sería distinguir las técnicas narrativas de raíz puramente cinematográfica en los escritos que dejó el autor chileno.

- ¿No es el lenguaje cinematográfico una influencia propia de un contexto sociocultural determinado, es decir, fruto de una época?

- Así es; el caso de Roberto Bolaño podría ser paradigmático de su generación. Pero esto ya venía de atrás, en cierto modo, en autores como el argentino Manuel Puig, cuya cultura sentimental y artística ya pasa por el cine plenamente. Son asiduos espectadores de productos cinematográficos desde la época dorada de Hollywood hasta un cine más de género: western, thriller o incluso el fantástico.

- Salvando las distancias, los hermanos Cohen recrean el lenguaje cinematográfico en su producción literaria.

- En el caso de Bolaño, no se trata de una trasposición de formatos puramente cinematográficos, sino más bien de un punto de vista, una mirada. Es también una forma de disponer de la historia reciente de América Latina que entronca directamente con el cine documental, con títulos como Shoah, de Claude Lanzmann, en los que el director renuncia a las imágenes de archivo y representa la historia a través del testimonio directo. Este procedimiento, que supuso una revolución en el cine documental de los años 80, se puede apreciar en la obra de Bolaño. Se puede llegar a la conclusión de que el autor conocía ese cine documental y que llegó a influirle a la hora de generar estrategias discursivas y narrativas.

- Si hubiera que elegir un libro para introducirse en la obra de Bolaño, ¿cuál sería?

- Optaría por 2666. Me parece una obra fundamental, a la altura de Cien años de soledad, Rayuela o La ciudad y los perros. Es una novela de época y además muy de su época, que ahonda en cuestiones sociohistóricas y en la que el autor consigue, si no ofrecer una explicación, sí apuntar los vínculos que existen entre los acontecimientos de la historia reciente y la realidad social actual en lugares conflictivos como Ciudad Juárez.