La realizadora chilena Dominga Sotomayor presentó ayer su segundo largometraje Mar (2014), una coproducción chileno-argentina que concurre en la Sección Oficial del 15º Festival de Cine de Las Palmas después de su estreno mundial el año pasando en la Berlinale. Con un equipo de siete personas, una cámara y 5.000 dólares de presupuesto, Mar se improvisa durante su propio rodaje y gravita alrededor de los conflictos de una pareja real, formada por los actores Lisandro Rodríguez y Vanina Montes, que emprenden un viaje a la playa argentina de Villa Gesell. Sin embargo, el episodio se ve alterado por la llegada de la madre del primero. "A partir de aquí, fuimos construyendo las escenas de manera totalmente improvisada, con su máxima expresión en el rayo", explicó ayer la directora, quien desveló que, durante el rodaje, cayó un rayo a sólo 200 metros del equipo y que desató el pánico en la localidad. Al final, Sotomayor decidió incorporar este fenómeno al metraje, que "hizo más complejo el relato".

"Uno se preguntaba si tenía sentido seguir rodando una ficción con una tragedia local de estas características alrededor", sostiene Sotomayor, para quien este giro del azar "proporciona a la película otra lectura en torno a la fragilidad de la vida, esa sensación de lo insignificante que puede resultar toda situación emocional desde ese punto de vista". El resultado es "un ejercicio bonito y demoledor desde la mínima expresión", que hibrida realidad y ficción sobre una página en blanco durante 61 minutos. "Al final, la película es lo que es porque se hizo con esa libertad y esa financiación", subraya Sotomayor, "creo que el modelo de producción determina el resultado de las películas". Aunque la directora reconoce que prefiere filmar sobre guiones cerrados, este ha sido "un experimento muy refrescante" porque "me gusta salir de mi zona cómoda", señaló ayer.

Mar se proyecta esta tarde por última vez, a las 18.00 horas, en Multicines Monopol.