El bailarín y coreógrafo Víctor Ullate anunció ayer que se va "a encerrar" durante dieciséis días en la isla de La Graciosa para "gestar" su próximo proyecto, un ballet "muy, muy español" que tiene previsto estrenar en 2017 y que consiste en su visión del mito universal de Carmen. Ullate hizo estas declaraciones ayer en Santa Cruz de Tenerife en la presentación del espectáculo que su compañía lleva este sábado y el domingo al Teatro Guimerá con las piezas Jaleos, Après toi y Bolero.

Ullate subrayó que se propone "pensar" en "su" Carmen porque quiere desarrollar no sólo la coreografía "sino todo lo que conlleva el espectáculo en sí, que se va a gestar en Canarias". Apuntó asimismo el coreógrafo, nacido en Zaragoza en 1947, que un bailarín "no sólo ejecuta" sino que "transmite", puesto que "uno baila como es, y el que es generoso baila generoso y el que es mezquino, baila mezquino", y por ello un profesor de danza debe "esculpir el cuerpo, pero también el corazón". Víctor Ullate aseveró que "la danza no es nada fácil" y apuntó que no hay regalo más bonito que el hecho de estar "30 años arriba", en la cumbre de la profesión.

La escuela

Recordó sus inicios en la danza clásica con María de Ávila y su estancia durante catorce años en el ballet de Maurice Béjart y señaló que toda esta experiencia le generó un conjunto de conocimientos que "cuando eres maduro" impulsa a "crear tu propia escuela", de la misma forma que en su época de mayor creatividad Picasso y Dalí reflejaban su personalidad por encima de lo que habían asimilado de sus maestros.

Precisamente una de las piezas que la compañía presenta en el Guimerá, Après toi, fue diseñada por Ullate en homenaje a Béjart, a quien calificó como "un genio, un padre y un hermano" y para el que construyó una coreografía con música de la séptima sinfonía de Beethoven. La primera pieza que los bailarines interpretarán en el Guimerá es Jaleos que, desde su estreno en Nueva York en 1996, provoca en cada representación "una explosión de energía". Y la tercera está basada en el Bolero de Ravel y ambientada "en la época mágica de los años 20", en pleno apogeo de los ballets de Diaghilev.