Hace treinta años que a Jaime Urrutia (Madrid, 1958) se le partió el corazón en Canarias y la herida aún no ha cicatrizado. Y no fue una ruptura amorosa o la muerte de un amigo, sino algo igualmente difícil de asumir para un rockero, como la pérdida de su guitarra favorita. En un viaje a Canarias con su grupo Gabinete Caligari, en 1986, le robaron la Fender Telecaster blanca con la que había compuesto la mayoría de sus canciones. "Yo le tenía mucho cariño a esa guitarra. Se la compré por 30.000 pesetas allá por 1980 a mi amigo Poch, futuro líder de Derribos Arias, cuando volvió a Madrid para reincorporarse a Ejecutivos Agresivos, banda nuevaolera de efímero éxito en la que le sustituí en principio, usurpándole el puesto de guitarrista porque él no vivía en Madrid y apenas podía acudir a los ensayos", explica Jaime Urrutia.
Aunque en parte la compra de la guitarra tenía por objeto aliviar los problemas económicos de Poch, quien se reconvirtió en teclista de "ejecutivos", acabó siendo una compañera tan inseparable para Urrutia como la legendaria Lucille para el bluesman B.B.King, o la no menos mítica Negrita para Pepe Risi (Burning). "Supongo que Poch había comprado la Telecaster en su San Sebastián natal, porque le recuerdo con ella desde el primer día que le ví. Era una guitarra perfecta para los sincopados riffs de ska que tocábamos con Ejecutivos Agresivos y, además, su tapa blanca armonizaba con la clásica pegatina ska en blanco y negro. Más adelante, al formar Gabinete Caligari con mis amigos Edi Clavo y Ferni Presas, la customicé con una pegatina de "letraset" que mostraba tres cipreses, el distintivo de la compañía de discos que habíamos fundado junto a nuestros amigos de Parálisis Permanente, al igual que hizo Ferni en su bajo con unas inscripciones en alemán, que algunos interpretaron como neonazis. Hacíamos música de onda siniestra y nos gustaba provocar".
El artista recuerda también haber subido con ella al escenario de la legendaria sala madrileña Rock-ola para tocar con los ya citados Parálisis Permanente (grupo clave de la movida, que lideraba el prematuramente fallecido Eduardo Benavente) o haber compuesto una joya pop de Glutamato Ye-yé (Corazón loco). Pero en la carátula del minialbum Cuatro rosas (1984), el primer gran éxito de Gabinete Caligari, Urrutia aparece blandiendo una Fender Telecaster de tapa rústica, en venerable madera de aliso, que recuerda visualmente a las viejas Fender que Bruce Springsteen popularizó en los años 80. Gabinete abandonaba su etapa de vanguardismo pop británico para adentrarse por los senderos del rock clásico americano. Y la Telecaster iría cediendo protagonismo -al menos a la hora de componer- en favor de los envolventes sonidos de las guitarras Gretsch.
Pero antes, en el verano de 1986, los componentes de Gabinete Caligari embarcaban en un jet-foil entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, donde iba a tener lugar un concierto de presentación de su álbum Al calor del amor en un bar. "Al desembarcar me informaron que la guitarra había sido robada. Durante el concierto en el pabellón pedí al público si alguien podía darme alguna pista del paradero. Varios años después, un tipo comentó en las redes sociales que la guitarra está en las islas y que sabe quién la tiene. No he podido averiguar más".
'Dónde estás'
Y añade que si alguien es capaz de ayudarle a recuperar la guitarra, se ponga en contacto con su agencia de management, la barcelonesa Mitik Records, con la que está preparando un nuevo álbum que aparecerá a lo largo de 2016.
En 2007, con Patente de corso, Jaime Urrutia emprendió una carrera en solitario que en 2014 le trajo por última vez a Canarias dentro de la gira en formato semiacústico Al natural. En aquel álbum de debut brillaba, por su elegancia, Donde estás, un medio tiempo orbisoniano cuyo estribillo repite "¿Dónde estás, quiero verte, dónde estás?". Allí Jaime Urrutia, que luego grabaría una potente versión con sus amigos Calamaro, Bunbury y Loquillo, recita: "Hey nena, he pasado tanto, tanto tiempo buscándote".
