Una generosa retrospectiva sobre el universo creativo de Pedro Déniz que con el título de Welcome Bridge se exhibió en San Martín Centro de Cultura Contemporánea desde mediados de octubre de 2014 a enero de 2015, y comisariada por el actual director del Centro Atlántico de Arte Moderno, Orlando Britto, ha sido la puerta para que una galería alemana, en la ciudad de Hamburgo, posicione al artista grancanario y se interese por su trabajo como nunca antes le había ocurrido, al menos desde la esfera privada.

Anoche, Pedro Déniz asistía en medio de una notable expectación a la inauguración de Pan Duro en la galería y editorial St. Gertrude. Hasta el mes de agosto, el público que se acerque a esta sala con una superficie de 300 metros cuadrados, descubrirá una selección de los distintos trabajos que ha realizado desde 1998 hasta la actualidad, además de dos nuevas obras armadas para esta exposición, caso de la pieza Pan Duro que titula el desembarco de Pedro Déniz en Hamburgo.

El punto de partida de Pan Duro es Welcome Bridge. Aquella retrospectiva, de la que ha llevado numerosa obra a Hamburgo, cautivó sobremanera al galerista Dierk Lemcke, quien tras un trabajo de investigación y seguimiento a Déniz, lo que ofrecía y lo que la crítica decía de él, le invitó a protagonizar la exposición que ha despertado una expectación que ha sorprendido al artista.

Según relata el propio Dierk Lemcke en el generoso catálogo que la galería ha editado, fue en otoño de 2014 cuando se encontraba en la Isla y sus pasos le guiaron hasta San Martín. "Me urgía descubrir los museos locales", explica Lemcke. El impacto al descubrir Welcome Bridge fue una revelación. "Me sentí fascinado, profundamente conmovido y marcado por el trabajo de este artista. El poder increíble de sus enunciados, el sentimiento político y la explosividad de sus instalaciones dejaron una impronta tan duradera en mi mente que me puse el objetivo de conocer a Déniz en persona".

"La galería está impactada con mi obra. Trabajan con dos de los grandes artistas del arte Fluxus, Dieter Roth y Arnulf Rainer, autores que he estudiado y con los que mi trabajo tiene una sintonía . Consideran que mi obra aporta frescura a lo ha venido trabajando hasta ahora la galería, com una especie de aire fresco para su nueva producción, y les interesa el hecho de que yo trabaje con instalaciones, con el espacio, y todo tenga una carga poética para ellos", explicaba ayer Pedro Déniz desde la propia galería horas antes de la inauguración.

"Se ha generado bastante expectación en cuanto a medios de comunicación, la embajada española a través del cónsul de España en Hamburgo se ha interesado, e incluso el Instituto Cervantes, que a raiz de esto, quiere hacer actividades con la galería", subraya.

Con una notable itinerancia internacional, Déniz ha aprovechado la generosa invitación de la la galería para abundar en los parámetros que distinguen su pulso. El artista insiste trabajar en distintos formatos con lo que avanzar con absoluta libertad en el desarrollo de su discurso. "El fenómeno migratorio está presente, todas mis alfombras hablan de eso, las que van al mar, las que hice en Vegueta, el hacer visible lo invisible, y mi trabajo es muy actual a pesar de que haya obras de hace quince años. Mi compromiso con el arte es esta actitud, otros no lo hacen y en mi caso me considero un hombre de conciencia social", asegura el grancanario.

El tránsito

Y es precisamente en la pieza Pan Duro la que refuerza esos conceptos de tránsito, de ida y vuelta. "Esta es una obra que habla de la migración y la dureza, en la que utilizo unos conejos que transmiten esa fragilidad con las orejas rotas, mientras tiran de una escalera", detalla. El título no es gratuito, aunque la presencia del conejo si obedezca a un hecho casual. "Cuando pisé esta ciudad vi muchísimos de ellos en jardines y parques, y a los niños les crea un trauma por aquello de que algún día se lo terminan comiendo, me parecía perverso".

Es aquí donde "se convierte en el sujeto" en una pieza cuyo nombre viene dado, tal como puntualiza Pedro Déniz, por "la humildad del pan y la necesidad de comer, aunque sea pan duro, para seguir hacia adelante, algo que une a todas las culturas, la alimentación, y tener como mínimo el pan tiene connotaciones morales y también filosóficas sobre la alimentación: la expresión a pan y agua va ligada a la reclusión, a la supervivencia".

Un "juego plástico" en el que aflora todas las interpretaciones posibles "sin dejar lo evidente, la idea del tránsito, el caminar sobre esas alfombras rojas, que para mi lo que simbolizan es la dignidad humana, la de toda esa gente invisible".