La Guerra Civil española, pese a los tabúes y la amnesia colectiva, ha constituido el eje argumental de cientos de películas y novelas, pero apenas se ha abordado su impronta en Canarias. El veterano actor José Antonio (Tonono) González desentierra este episodio histórico que también sacudió el Archipiélago en el mediometraje El Pan Nuestro, ópera prima que estrena esta noche en Multicines Monopol. "Canarias merecía entrar por fin en esa filmografía", afirma el director. "Los canarios solemos volar, pero también estamos acostumbrados a que nos corten las alas".

Este filme de 45 minutos se fraguó a lo largo de tres años de rodaje en distintos emplazamientos de Telde, Agüimes y Las Palmas de Gran Canaria, con muy escasos recursos pero con un sólido reparto isleño, entre los que figuran José Luis de Madariaga, Alejandro Camacho, Pino Luzardo, Cristo Quintana o José Manuel Trujillo. Su trama se cimienta en un guión original y ficticio, pero que revive hechos históricos reales acaecidos en las Islas, como la rebelión de sindicalistas en la Plaza de San Gregorio o el encuentro de falangistas en San Antonio. Estos episodios se desatan en la trama a partir de los recuerdos de Anselmo, 'el Falange' (Madariaga), sobre su pasado en el conflicto fratricida en Telde. "La película, como la historia, es contada por el verdugo", explica González. "Y ese haz de violencia de la Guerra Civil atraviesa a la familia protagonista, se muestra cómo era y en qué se quedó, porque quienes más sufrieron el conflicto fueron los núcleos reducidos de las familias".

El director, que planea difundir la película por las siete islas, asegura que "yo no soy nadie para juzgar la historia; que cada cual justifique su bando, pero no debemos tener miedo a mostrar nuestra historia". Le secunda uno de sus actores: "Esta película no habla de política, sino de lo que sucedió en este episodio de la Historia, con familias divididas en las que reinaba la pobreza", apunta Cristo Quintana, quien da vida a Paco, "un campesino teldense, con cierta dificultad a la hora de hablar". "Un tipo mal esquinado por todo su entorno, que siempre está metido en problemas hasta que, cuando estalla la Guerra Civil, se pone la camisa azul", explica. "Paco tiene mucha sed de venganza y siente que el uniforme le hace más fuerte y más libre aunque, en realidad, sigue siendo preso de su propia mentira".

Por su parte, la actriz Pino Luzardo se introduce en la piel de Carmen, madre de familia que reproduce los esquemas patriarcales de la sociedad de posguerra, "con los que ella misma transige". "Carmen es una madre que cuida de su familia en unas condiciones muy apretadas, porque el campo aquí, en esa época, era muy duro", relata.

Ambos intérpretes, comprometidos con el proyecto desde sus inicios, aseveran que la cinta ha salido adelante "gracias al empeño de Tonono y a la implicación del equipo" desde sus primeras secuencias, filmadas en 2013. Con un presupuesto mínimo y ninguna ayuda institucional, más allá de la cesión de espacios por parte de los ayuntamientos de Telde y Agüimes, "Tonono asumió todos los riesgos", apunta Quintana. "Tonono nos pagaba hasta los bocadillos de su bolsillo para poder cenar, porque rodamos algunas escenas desde las 2 hasta las 7 de la mañana", recuerda. "Y no deja de ser mágico y maravilloso que, al final, este proyecto tan bien ejecutado sea realidad".

Para Luzardo, "El pan nuestro es una película necesaria". "En Canarias, la Guerra Civil también fue muy importante y muchas familias se vieron afectadas". Quintana va un paso más allá: "La Guerra Civil sigue siendo una herida abierta y callada que despierta susceptibilidades; por eso, creo que esta película va a suscitar mucha polémica". "Unos agradecerán que se aborden algunos temas, y otros recharán su planteamiento. Y en ambos casos, el espectador verá cosas que aún suceden en el presente". Y así lo percibe su director: "Como dice Alicia Oramas, el ser humano es un bumerán que siempre vuelve al mismo punto de destrucción". "Por eso, aquí defendemos la memoria".