Ni el septiembre más caluroso en décadas en la capital ha sido suficiente para descongelar el Dcode 2016, el cual, ya desde el anuncio de su cartel hace meses, dejó fríos y huérfanos a muchos de un gancho musical, de no ser por la presencia de Love of Lesbian y, sobre todo, de Bunbury.

El zaragozano, en plena celebración de 30 años de carrera, incluidos por primera vez los de su etapa con Héroes del Silencio, se ganó ayer como pocas veces ese apelativo de adalid o campeón, tras sacar de cierto sopor a las cerca de 16.000 personas que se han acercado a la Ciudad Universitaria de Madrid en esta sexta edición.

Se trata de una de las cifras de asistencia más bajas de su aún breve historia, con 10.000 visitantes menos que el pasado año, cuando se vendió todo el aforo, merced al tirón de Sam Smith (quien finalmente no actuó por baja médica), Suede, Supersubmarina e Izal.

Con solo dos temas de relativo éxito (Lush life, Uncover), la sueca Zara Larsson no posee la entidad para ocupar ese espacio. Tampoco Eagles of Death Metal (EODM), supervivientes del ataque terrorista a la sala Bataclan de París el 13-N, se han mostrado capaces de rellenar el hueco, pero con un show menos chisposo de lo esperado.