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Entrevista a Roberto Chile

"Hasta los enemigos de Fidel Castro lo echan de menos"

"No soy un militar sino un artista, y siempre me han respetado. Tengo creaciones más allá de esta exposición", asegura el documentalista y fotógrafo

Roberto Chile, ante una imagen de Fidel en la exposición. JUAN C. CASTRO

¿Cómo se convirtió en camarógrafo de Fidel Castro y de donde surgen estas fotografías?

Me inicié como camarógrafo en 1977, trabajando en un equipo de televisión que había en la flota cubana de pesca. Por azar cinco años después contacté con Fidel y empecé a trabajar con él en 1984, realizando documentales sobre sus encuentros con trabajadores y personalidades diversas fuera y dentro de Cuba que fueron televisados. Pero fue a partir de lo que en nuestro país se conoce como la Proclama de Fidel Castro al pueblo de Cuba, en la que anunció su alejamiento del poder, cuando me convertí en su fotógrafo, por eso la exposición combina foto y video.

¿Las fotografías han sido tratadas artísticamente?

No ha habido ninguna manipulación, exponemos las imágenes tal como fueron tomadas. A través de ellas se recorre un largo trecho del periplo revolucionario, en el que se le ve con Mandela, Hugo Chávez,...

¿Cuál ha sido el mayor reconocimiento que ha tenido su obra?

Cuando se asume un oficio como profesional y se tiene la voluntad de hacerlo bien, no se esperan aplausos ni reconocimientos, sino únicamente tener la satisfacción de poder hacerlo correctamente. A este respecto, puedo afirmar con orgullo que cuando muchos documentalistas e investigadores tienen que escribir un libro, realizar un documental o rodar una película histórica se ven obligados a consultar los archivos en los que se encuentra mi obra, por eso una de las últimas labores ha sido digitalizarlo todo para salvaguardar este tesoro de imágenes y eventos históricos para la posteridad.

¿Cómo definiría la experiencia de haber conocido a Fidel Castro?

Impresionante, incluso a los que lo veíamos todos los días no dejaba de impresionarnos continuamente, no sólo en el trato personal, sino en el contenido de sus discursos al pueblo o en su charla en privado con personalidades. Siempre hacía algo que sorprendía incluso a quienes lo conocíamos desde hacía años. Posee un gran magnetismo y por eso ejerce una influencia inmediata en quienes lo conocen, es imposible no sorprenderse al encontrarse ante él.

Por sus palabras demuestra que lo echa mucho de menos

No sólo yo, sino todos los revolucionarios del mundo. Incluso tengo la seguridad que hasta los enemigos de Fidel lo echan de menos. Se de muchísimas personas que habrían quererlo conocerlo, uno de ellos es Barack Obama que lamentó durante su visita a Cuba no haber podido encontrarse con una de las personalidades más importantes de la historia contemporánea.

Usted fue el encargado de documentar el regreso de Elián González, el niño cubano que en el año 2000 se vio envuelto en una guerra mediática a raíz de su llegada a Estados Unidos hasta su devolución a su padre.

Cuando comenzó el suceso, llegó Elián como un náufrago y lo retuvieron sus familiares en Miami con fines propagandísticos. Todo el pueblo cubano, desde los políticos y funcionarios a los niños y las amas de casa se involucraron y siguieron los sucesos día a día, pero cuando volvió sucedió todo lo contrario al circo mediático que se creó alrededor de él en Estados Unidos, porque Fidel no dejó que eso ocurriera. Entonces me enviaron a hacer un documental de su readaptación hasta volver a ser el niño normal que un día abandonó Cuba.

¿Su obra ha tenido que seguir alguna consigna política?

No soy un militar sino un artista, y siempre me han respetado. Tengo creaciones más allá de esta exposición, como una rica colección de documentales sobre cultura y sociedad y he participado en proyectos internacionales con documentalistas de todo el mundo. Sigo ejerciendo como creador y nunca se me han puesto cortapisas.

¿Cómo ha sido acogida esta exposición en su periplo internacional?

La exposición ha recorrido más de quince países y luego se trasladará a Bélgica. Por eso sería demasiado prolijo enumerar todas las anécdotas y detalles que han sucedido en cada sitio. Sin embargo, debo destacar que donde ha tenido una mayor acogida ha sido en Berlín, en esa ciudad se realizaron ciento sesenta pancartas de gran tamaño a partir de una de mis fotografías de Fidel y fueron situadas en las ciudades más importantes de Alemania y Suiza.

¿A qué achaca ese gran éxito de la exposición?

Es sorprendente que la misma exposición de un solo fotógrafo recorra en un año quince países y distintas regiones de esos países, únicamente por la iniciativa de los que estiman a Fidel y Cuba, y no por mi trabajo o por proselitismo político. Ha sido un hecho que ha sucedido por sí solo.

El Che Guevara y Fidel han sido dos personajes muy fotogénicos y parte de su fama mundial se debe a ello.

Es cierto, pero creo que también se podría agregar a Hugo Chávez. El Che y Fidel son paradigmas de la revolución en el mundo, pero también es cierto que si el Che no tuviera esa estampa la fotografía titulada Guerrillero Heroico en la que aparece llevando una boina negra y con la vista perdida a lo lejos, no sería la más reproducida de la historia. Es cierto que esa imagen, tomada por Alberto Korda en 1960, es genial, pero no solo es famosa por su calidad, sino por el aura que rodea al personaje. A este respecto debo concluir con que Korda debe mucho al Che y viceversa. Fidel no ha llegado hasta ese punto pero su imagen también ha sido muy reproducida.

¿Por qué su obra es mayoritariamente en blanco y negro?

Porque para mí, como para otros muchos, la fotografía de la Revolución es en blanco y negro. Quizás se deba a la admiración que yo y mis colegas sentimos por nuestros predecesores, los fotógrafos de la época: Alberto Korda, Raúl Corrales, Ernesto Fernández, Osvaldo y Roberto Salas, Liborio Noval y José Alberto Figueroa, entre otros. Por eso esta exposición además de un homenaje a Fidel, es una señal de gratitud y reconocimiento a estos grandes de la fotografía.

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