Fernando Bethencourt

Cada uno tiene su propio lenguaje y se sirve de recursos diferentes pero Slava Polonin, considerado el mejor payaso del mundo, y 'Slava's Snowshow', su obra maestra, representa, como posicionamiento artístico, el equivalente al Circo del sol en el universo del clown. Así piensa Artem Zhimo, actor protagonista del espectáculo que desde esta noche se representa en el Teatro Cuyás con un pase diario, a las 20.30 horas, hasta el 21 de octubre, y doble sesión, 18.30 h. y 22.30 h., el sábado 22 y domingo 23.

"El secreto está en el formato", señala Zhimo, un actor de formación clásica que se viste con los ropajes de Slava Polonin, referente absoluto en la escuela rusa de mímica y creador de obras como 'Asisyai-revue' y 'Diabolo', además de 'Slava's Snowshow'. "Le Cirque du Soleil ha inventado un género único y no tiene competencia. Slava -colaborador del Circo del Sol- ha hecho lo mismo desde el concepto y la perspectiva del clown. Introduce recursos escénicos y busca la participación del público. Es un espectáculo único, donde el payaso deja el circo para ocupar su lugar entre las principales artes escénicas. Y ésta es una obra única. No hay nada igual en el mundo y no deja indiferente a nadie", defiende el artista. En definitiva, representa el arte supremo de hacer el payaso, explica el hombre detrás de la sonrisa y la característica nariz roja.

Gonzalo Ubani, director de programación del Cuyás, definió esta propuesta escénica como una "feliz estupidez" en la que "se va al garete" el sentido peyorativo que la palabra "payaso" tiene en español. Además, señala que es "inclasificable, muy bella y tremendamente visual, con efectos de verdad apabullantes".

El género que ha creado Slava Polonin se aleja, de esta manera, de lo circense, del payaso de golpes y porrazos, para reflexionar con su visión del mundo y beber de las fuentes del arte dramático para combinar escenas divertidas y graciosas con otras de una emoción.

"El humor está siempre presente pero este género pretende ir un paso más allá y busca conmover al espectador desde el aspecto psicológico y emocional", explica el actor, formado en las artes escénicas tradicionales para señalar que la obra de Polonin combina las mejores fórmulas de la dramaturgia tradicional con el mundo clásico de la expresión corporal.

De hecho, 'Slava's Snowshow' no es un espectáculo infantil. De hecho la productora responsable recomienda no vender entradas a niños con menos de ocho años de edad. Sin embargo, el efecto en el adulto pretende un despertar del niño que aún perdura en su interior. Artem Zhimo considera que el efecto en el espectador vive una regresión a su niñez. "No es infantil, pero sí que hace que cada adulto en el teatro regrese a las sensaciones de su infancia, porque los niños siguen siendo niños. Viven en su mundo. Pero el adulto tiene muchos problemas y a veces hay que curarlos", señala con propiedades espiritualmente sanadoras.

La creación de Polonin toma elementos de la pantomima inteligente y poética de su compatriota Leonid Engibarov y del slapstick -golpes y porrazos- como se conocen aquellos recursos exagerados que se encuentran en películas de Charles Chaplin, como 'The Knockout 'o en la Comedia del Arte italiana del siglo XVI. Por otro lado, el argumento de 'Slava's Snowshow', que aterriza en Gran Canaria tras pasar por el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife, propone un viaje onírico a través de los sueños y los sentidos. Por un lado traza la vida de sus personajes -con ocho actores en escena-; desde su infancia hasta su muerte, pasando por el amor. Y este mundo mágico está abierto a la interpretación libre por parte de cada espectador. "Hay una escena sobre la despedida que tiene varias lecturas. Puede que se esté despidiendo de la juventud o de la vida", señala. Lo mismo sucede con el momento de la tormenta de nieve.

"Para algunos representa la vida, para otros la muerte o, incluso, el renacimiento. Todo en esta obra está abierto a la interpretación", explica al entender que cada espectadores busca e incorpora sus propias referencias y vive su propia experiencia ya que les puede tocar de muchas maneras distintas. Su argumento complejo y casi se puede dividir en pequeños episodios. "Mi personaje pasa por fases de amor, separación y desamor. También sufre la traición y se encuentra con la muerte. Es nostágico respecto a su infancia". Sin embargo, no se aleja del objetivo principal del payaso, que consiste únicamente en la alegría vital. "Cada noche vemos cientos o miles de caras felices, durante y después del show. Esa es nuestra recompensa. Y considero que hoy en día el número de acontecimientos que despiertan estas sensaciones en el mundo es bastante limitado. Por eso yo me alegro de saber que esta semana puedan venir miles de grancanarios a ver y disfrutar con este espectáculo".

El público, protagonista

'Slava's Snowshow' cuenta con algo más de dos décadas de recorrido y su secreto de eterna juventud reside, según Zhimo, en que cada uno de los actores, técnicos y profesionales que participa en el espectáculo está enamorado del mismo. "Esto nos da fuerza para encontrar nuevos matices y detalles para explorar con cada nueva función, porque cada noche encontramos un elemento novedoso, por lo que nuestro objetivo consiste en no repetir nunca el mismo show sino innovar, pese a que el de ayer tuviera mucho éxito y aceptación. Intentamos generar un diálogo nuevo, cada noche, con el público. Por lo que cada espectáculo es distinto al anterior.

Pero uno de los puntos fuertes de la obra reside en la interacción, al erigirse en una experiencia teatral que se desarrolla tanto en sobre el escenario como en el patio de butacas con la participación del espectador. La función juega con elementos como grandes bolas de plástico, telarañas de celofán, una bruma sutil e incluso una intensa e insólita nevada en el interior del teatro del Cabildo de Gran Canaria. "Nuestra nieve es la más calurosa del mundo y calienta los corazones del público", expone el actor.

La mímica se impone como dificultad. "Lo más importante son las sensación y emociones sobre el escenario. El actor tiene que ser sincero para que el espectador pueda leer el mensaje en su rostro y gestos sin que se pronuncie". Zhimo señala a los niños como el mejor ejemplo para comprender su labor. "No hace falta conocer el idioma de un niño para saber lo que siente. Hay observarles", concluye el actor.