Juan Padrón es el autor de Vampiros en La Habana, el único filme animado situado entre los cien mejores títulos del cine iberoamericano. El afamado autor refleja en esta obra las vivencias de Mauricio Vicent, quien en 1984, y con sólo veinte años, abandonó Madrid para viajar a la capital cubana, en cuya universidad consiguió una beca para estudiar psicología.
Las experiencias juveniles del protagonista, que acabó siendo corresponsal en Cuba para el diario El País, nos descubren la isla caribeña anterior al período especial -la etapa de crisis económica que azotó la ínsula como resultado del colapso de la Unión Soviética- en la que todavía se confiaba en un triunfo de la revolución a nivel mundial. La obra supone un rosario de anécdotas en clave humorística: clases obligatorias de ruso en la facultad, granjas agrícolas para la reinserción de sancionados políticos, programación de cine soviético en la pequeña pantalla y un largo etcétera. Un detallado retrato antropológico de toda la sociedad cubana que incluye su habla -no en vano la obra termina con un glosario-, en este magnífico cuadro costumbrista en blanco y negro.
