En 1961 nacían Los Cuatro Fantásticos (Stan Lee y Jack Kirby) y con ellos la era Marvel del cómic. Cuatro superhéroes, dos de ellos hermano y hermana. Ella a su vez, pareja del líder y a la postre, esposa y madre de sus hijos. Y un cuarto miembro apodado cariñosamente "tío". La lectura familiar era parte importante de la saga del cuarteto. Su baza era interseccionar las aventuras de unos poderosos superhéroes con el american way of life, por otro lado plagado de broncas familiares y desavenencias muy de culebrón. Los semidioses en el fondo eran gente "normal".

Hoy uno de los supertipos más poderosos da la vuelta a esta tortilla: Los Cuatro Fantásticos ya eran una familia en su primera historia. Posteriormente, se vuelven superhéroes. La Visión, un poderoso robot, invierte el camino y en pos de la búsqueda de una imposible humanidad desarrolla su propia familia robótica. Pocas veces un tebeo de superhéroes ha desmontado tan eficazmente y con tanta discreción el mito fundacional, para concluir que los semidioses no pueden ser normales, que en fin, Superman no existe.

Poco mejor que una bestia (Panini) es el segundo libro que cierra la historia iniciada en Visiones del futuro, conformando una historia unitaria de tensión creciente, aliento dramático y final fallero, con los principales Vengadores desplegados ante el robot. Y el cómic da al fan fatal lo que quiere, porque King es inteligente y juega al cómic comercial, pero los autores se alejan de la mera aventura entretenida y "más grande que la vida" para ofrecer al lector una reflexión profunda sobre la naturaleza interna del ser humano, la inevitabilidad del destino y la búsqueda de la felicidad. Y lo hace con un apartado gráfico excelente, que juega al clasicismo moderno de un John Romita Jr. (un fabuloso Walta, que encuentra el tono adecuado para la serie, crepuscular pero también maravilloso, como también lo es La Visión). No está mal para "una de pijamas".