El nombre de Johann Sebastian Bach suscita ese temor casi reverencial que envuelve a los clásicos, pero los artistas que conquistan esa categoría lo hacen siempre por su universalidad. "Bach es el ADN de la música, porque está en la sangre: no es una música para especialistas, es música para todos", manifestó el músico Michael Gieler en la edición primera del Festival Internacional de Bach (IBF), que dirige desde su fundación. Ahora, este certamen independiente nacido de la pasión por la música y, en concreto, por el más célebre músico y compositor de la cultura occidental, celebra su tercera edición en Las Palmas de Gran Canaria, que desplegó ayer su plato fuerte en el Auditorio Alfredo Kraus con una versión dramatizada de La pasión según San Mateo, la mayor obra religiosa de la historia de la música.

Este certamen impulsado músicos profesionales de la Royal Concertgebouw Orchestra de Amsterdam y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria se basa en la transmisión del infinito legado bachiano a tipos de distintos públicos a través de propuestas musicales novedosas, dinámicas y frescas.

A La pasión según San Mateo, una espectacular propuesta a caballo entre el concierto y la performance que interpretaron ayer las dos formaciones orquestales con el Coro de Cámara Mateo Guerra y el Coro Infantil de la OFGC, le suceden hoy dos propuestas singulares: Los aperitivos con Bach, a las 12.00 horas, consistente hoy en un concierto íntimo de la cantata Jubilate Domino para alto, viola da gamba y órgano; y el proyecto Bach social, a la misma hora, en el que los músicos de ambas orquestas trasladan su repertorio a cuatro salas del Hospital Dr. Negrín. "Vamos a acercar la música a los que no se pueden acercar a la música", apunta Adriana Ilieva, directora artística del IBF en Gran Canaria, "esto es algo que hemos hecho siempre a título individual, pero ahora lo institucionalizamos con el IBF".

Y después de siete conciertos en la capital grancanaria y, como novedad, uno en La Palma, el festival bachiano cierra mañana esta edición con el concierto de clausura Latin Bach, a las 19.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós, con un programa basado enobras de compositores latinos, Heitor Villa-Lobos y Astor Piazzolla, inspiradas en la música de Bach. Además, este concierto cuenta con la presencia destacada del bandeonista argentino Santiago Cimadevilla y las voces de Tania Lorenzo y Esther Alfonso da Costa. La pasada edición, que inauguró este sistema de aproximación a la música de Bach desde distintos primas, esbozó un acercamiento desde el jazz a través del concierto Jazzing Bach, a cargo de David Quevedo Quartet. "No sólo queremos dirigirnos al público de música clásica, sino también a otros públicos", apunta Ilieva, a lo que Gieler añade que "no queremos un público que sepa de música, sino un público al que le guste la música, porque la esencia de la música es transmitir emociones".

A este respecto, el IBF se consolida en su tercera edición con el emblema de su pasión por Bach y su propósito de transmitir su legado con propuestas distintas y accesibles para todos los públicos a través de la unión entre la orquesta grancanaria y la holandesa. "Una de las señas de identidad de nuestro festival es que nos mezclamos los músicos de la Royal Concertgebouw Orchestra de Amsterdam y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, que es la marca del festival", señala Ilieva. La unión de músicos no sólo se produce a nivel internacional, sino también al embarcar a artistas jóvenes con profesionales veteranos. "Siempre apostamos por la conexión musical que se produce entre jóvenes promesas y músicos de mucha experiencia, que comparten una misma pasión", añade la directora. "La parte de formación es muy importante en nuestro festival, porque formamos a una orquesta joven con músicos que han viajado por primera vez al festival de Amsterdam. Nuestro espíritu es promocionarles y que tengan una oportunidad aquí. Por eso tenemos músicos que antes eran estudiantes y ahora son nuestros compañeros de atril, porque nuestra idea es formar e implicar".

En este sentido, una de las novedades de esta edición, nacida en 2015, es la ampliación de sus sedes: desde su radicación en la capital grancanaria, en los últimos años el IBF ha expandido sus sedes a Amsterdam y Budapest, lo que redunda en cada vez más puentes internacionales representados en tres sedes distintas en la actualidad. Además, este sistema promueve un intercambio cultural con muchos turistas holandeses que se instalan durante 10 días en la Isla.

También a nivel de público en la capital grancanaria se manifiesta una mayor afluencia de público a los Aperitivos con Bach y otras citas musicales, pero con su gran acontecimimiento en La pasión según San Mateo. "Con esta propuesta tratamos de instaurar aquí la tradición que existe en el resto de Europa, con la peculiaridad de que es una versión escenificada en la que el público vive y siente lo que ocurre. Y siempre ha tenido muy buena aceptación", apunta Ilieva. Por su parte, el bajista Michael Wilmering, que actuó ayer en el montaje, manifestó que "es una experiencia muy especial, porque la música significa compartir. Además del nivel tan alto de los músicos, compartimos ese sentimiento y esa pasión".

Con todo, cabe destacar que, en su tercera edición, el IFB mantiene "un modelo de gestión diferente al del resto de los festivales que se celebran en Canarias", tal como expone Rubén Pérez, director del proyecto. El IFB es un festival totalmente independiente, que se sustenta con los patrocinios de la Fundación Mapfre Guanarteme y la Fundación Auditorio Teatro, además del apoyo de patrocinadores privados, si bien sus artífices destacan que "cualquier apoyo público es bienvenido". "Este festival sale adelante por ilusión", revela Pérez. "No es un festival al que vienes a trabajar única y exclusivamente, sino que es un festival en el que la gente quiere participar y tiene muchísima ilusión por estar".

En este aspecto, Ilieva destaca la participación de los coros, "que son nuestros principales aliados y cómplices, unos locos y apasionados como nosotros, además de artistas de mucho nivel". Apenas bastan unas horas para respirar el buen ambiente que emana de este festival. "La mayoría de los músicos forman parte de este proyecto por amor, porque quieren hacerlo", añade. "No es fácil exportar este festival, porque nosotros contamos con lo que hay en el sitio y donde la gente que se implica lo hace porque realmente quiere estar en el Festival. Este es el espíritu del festival".