El pabellón Gran Canaria Arena, en la capital grancanaria, ha sido el escenario este viernes por la noche del primero de los dos conciertos que Loquillo celebra en Canarias, al abrigo del festival Mar Abierto. Unas 3.000 personas respondieron al encuentro con el músico de Barcelona. Este sábado, repite en Tenerife.

"Mucha agua ha pasado por el puente desde la última vez que nos vimos". De esta manera, José María Sanz, Loquillo, se dirigía al público que acudió a la llamada de la gira Salud y Rock & Roll a su paso por la capital grancanaria, en el concierto celebrado anoche en el pabellón Gran Canaria Arena. Acto seguido sonaba El rompeolas, una de las piezas de su disco Morir en primavera (1988).

La del viernes fue la primera de las dos fechas de Loquillo en Canarias de la mano del festival Mar Abierto. Este sábado actúa en el Pabellón Santiago Martín, en La Laguna. El numeroso público, unas 3.000 personas, según la organización que contaba con un aforo de 7.000 personas en los dos conciertos de esta gira, fue mayormente a comprobar el estado de forma del barcelonés, y cómo defiende en directo el repertorio reciente plasmado en el álbum Viento del este (2016). Un disco que marca época en una trayectoria que tuvo su punto de partida en los ochenta con el lanzamiento de El ritmo del garage (1983), como Loquillo y los Trogloditas.

En el Gran Canaria Arena, Loquillo mostró todo el catálogo de poses que le dan la condición de rockero de leyenda. Una marca de la casa. Como ocurre con cualquier músico, nada es igual que en los tiempos fieros del rock and roll, aunque en el reencuentro con este rockero que alimenta su leyenda hubo pasajes de su primera época para satisfacción del público, que tiene a esas canciones grabadas en la banda sonora de su vida.

Acompañado por una banda que defendían las tres guitarras de Igor Paskual, Josu García y Mario Cobo, y que completaban Alfonso Alcalá al bajo y Laurent Castagnet a la batería, el cantante abrió la noche en el horario previsto con los acordes de Salud y Rock & Roll, que además de ser el título de la gira e iniciar el álbum Viento del este, una letra que firma a medias con el poeta salmantino Juan Mari Montes, era el saludo de guerra que utilizó en algún que otro concierto a finales de los 80. Una declaración de intenciones de su cosecha reciente, de la que cayeron algunas canciones más como A tono bravo o Viento del este.

Con una primera parte en la que sonaron Linea clara, Territorios libres, Planeta Rock, Carne para Linda o la mencionada El rompeolas, Loquillo sacaba de la manga lo que quería escuchar el público, pasajes del ayer que permanecen: La mataré o El ritmo del garage, porque en 2017 Loquillo sigue teniendo una banda de rock and roll. La parte final del concierto reservaba una serie de canciones que pusieron en el mapa a Loquillo, clásicos imperecederos como Quiero un camión, Esto no es Hawai, Feo, Fuerte y Formal, Madrid, Rock and roll Star y la esperada Cadillac solitario.