Rayco Pulido Rodríguez ha sido galardonado con el Premio Nacional del Cómic correspondiente a 2017 por su obra Lamia, según ha anunciado este lunes 9 de octubre el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que concede este galardón.

Este reconocimiento está dotado con 20.000 euros y tiene como objeto distinguir la mejor obra de esta especialidad publicada en cualquiera de las lenguas del Estado durante el año 2016.

El jurado ha elegido esta obra por "su capacidad de innovación formal y estética, que aprovecha el andamiaje de una historia de género negro para relatar una parte de nuestro pasado, y por su tratamiento del papel de la mujer en dicho periodo".

Rayco Pulido (Gran Canaria, 1978) es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y alterna la docencia con su trabajo como dibujante de cómics. En 2004, tras participar en diversos concursos y exposiciones, comenzó a publicar historietas largas.

Es autor de los dibujos de los comics Final feliz (2004) con guion de Hernán Migoya y Sordo (2008) con guion de David Muñoz. Posteriormente ha publicado títulos de los que es autor de los dibujos y los textos, entre los que destacan Sin título 2008-2011 (2011), Nela (2013) o Lamia (2016), un cómic de género negro que realizó durante su estancia en la Maison des Auteurs de Angoulême (Francia) gracias a una beca de AC/E (Acción Cultural Española).

El jurado ha estado presidido por el director general de de Industrias Culturales y del Libro, Oscar Sáenz de Santa María, actuando como vicepresidente el subdirector general del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Javier Pascual.

Tras demostrar con Nella que el cómic es un género capaz de adaptar al mismísimo Pérez Galdós, Rayco Pulido "cierra" un ciclo con Lamia, una crónica negra centrada en la Barcelona de los años 40 donde ha hecho también un "retrato fiel" lleno de denuncia y reivindicación de la mujer de ésa época.

En Lamia se retrata la Barcelona del franquismo con temas como la violencia de género, el machismo, la pena de muerte o la iglesia que, según el propio autor "aparecen porque tienen una función en la historia, son piezas del puzle, nada es gratuito. De hecho, una de las cosas que más me preocupaban durante el proceso de creación era evitar el tono de panfleto político-social. Simplemente no puedo montar una historia ambientada en la Barcelona de posguerra y con protagonista femenina sin hablar de su situación. La ambientación y el tono son contrarioa a los de los culebrones de La Primera y Antena 3. Mi madre me cuenta que aquí había quien hervía cantos rodados para hacer un caldito que escaldar con gofio, ese era la verdadera España posguerra, al menos para la mayoría, miseria y analfabetismo", aclara.

Para Pulido, en el cómic también hay una crítica a la obligación de ser madre que imponía esa sociedad. "En ese tiempo la mujer sólo podía ser tres cosas: madre, monja o mujer de la calle. Hay un bocadillo en Lamia que resume la situación: No hay solterona más solterona y recalcitrante que la casada sin hijos. Yo no escribo tan bien, es un fragmento de Niebla, que tomé prestado a Unamuno".

La protagonista, Laia, trabaja en el programa líder de la radio, El consultorio de Ana Bosh. "Es mi versión del famoso Consultorio de Elena Francis, que nació como publicidad encubierta de cosméticos pero derivó en consultorio sentimental", añade. "Ese programa marcó a varias generaciones de mujeres, fijando los valores nacional-católicos del régimen. La parte profesional de Laia, que es clave en la trama, está inspirada en una entrevista que escuché por casualidad en la radio, hablaba Pietat Estany, una antigua empleada del Instituto Francis".

Para el dibujante la labor de guionista ha sido la parte más difícil pero satisfactoria al mismo tiempo. "Tras escribir, visualizo la historia a través del lápiz, abocetando la narración gráfica. Pero una vez que termina esta fase, el pico de creatividad cae en picado y llegan las fases frustrantes; dibujar durante un año, o más, una historia que ya te has contado y tiene estructura en tu cabeza. Un proceso largo y cuasi mecánico para mostrar tu idea a los demás. Hacer cómic es un trabajo que requiere mucha voluntad".