El instante era de los que cambian un partido. Minuto 65. La UD Las Palmas acababa de superar el peor momento del encuentro ante el Real Valladolid y el resultado era de empate a uno. Entonces Momo se hace enorme, roba un balón en el centro del campo y cabalga con furia. Levanta la cabeza y ve el desmarque de Quiroga, que llevaba ya doce minutos sobre el tapete. El argentino recibe en posición de casi gol, de las que no se fallan, pero el remate con las piernas no es su fuerte y el balón sale cruzado al lado contrario, a la derecha del guardameta Jaime.

Otro error para el recuerdo. Este definitivo; el anterior era decisivo. Tiempo de prolongación después de que la tablilla digital del cuarto árbitro hubiera marcado cinco minutos de prolongación. Segundo córner consecutivo que saca el Valladolid, concretamente Nauzet Alemán; el anterior casi acaba en gol pero se confabularon la pierna de Momo, el larguero y la cabeza de David García, que tuvo que ser atendido en la banda. De nuevo balón al interior del área, despeja la defensa en un primer momento pero acto seguido el balón se cuelga a la zona de peligro con toda la zaga amarilla descolocada, incluido Barbosa. El meta argentino mira al cielo la trayectoria del balón, pero no llega por mucho que se empeñe. Aparece la cabeza de Bueno, que la deja muerta para Óscar, cuya única misión es colocar el pecho a la altura de la línea de gol para provocar que el balón recorra una línea perpendicular camino de la portería. Dos a uno y nada más que hacer. Al igual que hace una semana, ante el Almería, los errores condenan las ilusiones de la UD Las Palmas.

Porque no es más que eso lo que impide al colectivo de Juan Manuel Rodríguez recorrer con paso firme este último tramo de la temporada, con el equipo, ahora ya sí, abonado al buen fútbol. Hace un mes, más o menos, tras el triunfo en Murcia 1-2, que la UD es otro equipo: más dinámico, más compacto, con más peligro y mucho más ofensivo, tanto dentro como fuera de casa. Por eso todo ha cambiado, incluso hasta la forma de perder.

Al diario de errores de la UD Las Palmas ayer se sumaron dos, exactamente lo mismo que ocurrió una semana antes en casa frente al Almería, donde otros dos fallos y sólo esos dos fallos, impidieron a los amarillos ganar un partido que los habría colocado ya en zona de sueños imposibles.

David González

Notó la UD la ausencia de David González en Valladolid, como no podía ser menos si hablamos del jugador que ordena el caudal ofensivo de los Viera, Vitolo, Momo, Guerrero y compañía. Pero aun así, con un Vicente Gómez muy poco participativo en el juego de ataque, los amarillos mostraron argumentos similares para poner en aprietos a la defensa del Valladolid. Especialmente Jonathan Viera, que en la media punta y a veces recibiendo el balón con mucho campo por delante levantó varios pases por encima de la línea de peligro que no acabaron en gol por consecutivos fallos de Guerrero y un fuera de juego de Vitolo.

Asumió Jonathan Viera liderar el fútbol de ataque ayer y sus incursiones siempre llevaron peligro, con ese perfeccionamiento que parece haber desarrollado del pase por encima de la línea defensiva.

Momo está cada vez más fino, de sus botas nacieron al menos dos jugadas claras de peligro que pudieron acabar en gol, pero tal vez tenga una velocidad más que los delanteros para que la conexión sea perfecta. O los delanteros una menos. Y eso se nota a la hora de enlazar.

No. No es la falta de fútbol ni la inoperancia la que condena a esta UD Las Palmas versión Juan Manuel 2.0 de la presente temporada. Son los errores, tanto en defensa como en ataque, los que impiden que la racha hubiera sido mucho más alargada que los tres triunfos consecutivos de hace quince días. Almería y Valladolid ya han leído el diario de errores de la UD.