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La sequía se hace infinita

La mejoría de Araujo, que se estrelló con el palo, no es suficiente y la UD sigue negada ante el gol

Sergio Araujo se lamenta tras una ocasión fallada durante el partido de ayer ante el Betis. QUIQUE CURBELO

El problema persiste. La falta de puntería se consolida en la UD Las Palmas como un lastre inadmisible para un candidato al ascenso. El colmo llegó ayer con dos remates a los palos, uno de Aythami Artiles en boca de gol y otro de Sergio Araujo desde fuera del área, y un paradón de Adán a remate de Vicente Gómez. El argentino, señalado en las últimas semanas por su nefasta racha, dio ayer un paso adelante. En la primera parte se mostró tan activo como en sus mejores días, su movilidad fue constante y hasta se sacó una jugada de la manga que no bordó por milímetros, pero el Betis fue más letal. La UD se acordó en la reanudación de sus ocasiones perdidas cuando Jorge Molina, en la segunda llegada del conjunto de Pepe Mel al área amarilla, puso los cimientos del golpe de autoridad que dieron los verdiblancos.

Los datos de la sequía insular son espeluznantes, para echarse a temblar. Desde que le hizo cinco goles al Zaragoza el equipo amarillo ha marcado siete tantos en nueve jornadas. Un botín que ha supuesto la clave del extenso bache en el que se ha instalado el conjunto de Paco Herrera. La del 11 de enero es la fecha de la catarsis de Sergio Araujo, que ha caído en barrena desde entonces, desafortunado en algunos partidos, perdido en otros y desastido en demasiados.

Los focos en el argentino

Había especial atención a lo que hiciera Sergio Araujo ayer. Y el argentino dejó señales para el optimismo pese a encadenar su noveno partido seguido sin marcar. Un latigazo al poste en una jugada que sacó de la nada y multitud de desmarques en la primera parte son la prueba de que ha captado los mensajes que le ha ido dejando Paco Herrera en rueda de prensa.

El técnico dijo tras el derbi que sentía que le estaba perdiendo y en la previa al duelo de ayer no garantizó su titularidad. Y de por medio un horrible partido en El Molinón, en contraste con el resto del equipo, donde fue el primer sustituido y apenas tocó balón. No fue el de ayer un encuentro brillante el del argentino pues en la segunda parte, como el resto de sus compañeros, desapareció. Pero al menos sí puso la primera piedra de la que debe ser su reacción.

Urgía una buena versión del 'Chino'. Ansioso y cabizbajo de un tiempo a esta parte, ayer inició el partido como una moto. Toda esa tensión que acumula en su cabeza la convirtió en energía positiva en los primeros minutos. Empezó en su posición habitual, con Momo detrás y Nauzet a su derecha, al igual que en Gijón, pero en esta ocasión olió el balón con más frecuencia y ofreció desmarques a la espalda de los centrales constantemente. No siempre le vieron, pero al menos se le veía más suelto, menos desesperado.

Así, combinó con Momo y Nauzet a los diez minutos para generar la primera ocasión, un remate del de Las Torres que sacó Jordi Figueras. Y al filo del descanso llegó su gran obra del partido. Peleó con Varela un balón en el centro del campo, ganó la batalla y cabalgó solo hasta la frontal. Jordi intentó detenerle pero el argentino se orientó el balón y soltó un zapatazo con la pierna izquierda que se estrelló contra el poste.

En la segunda mitad, ya con un marcador de 3-0, tuvo otra ocasión para hacer borrón y cuenta nueva con su racha goleadora. Se plantó ante Adán, que estuvo más rápido y despejó su remate. De nuevo tuvo movilidad y ganas el argentino pero le faltó otra vez puntería.

El ánimo de todos

Recuperarle es la clave y todo pasa por el cariño: "No sé si la mejor situación para él es la de no hacerle jugar en un partido tan importante", justificó Paco Herrera en rueda de prensa sobre el ataque de la UD. Tampoco le faltó el calor de la grada, donde una pancarta mostraba una señal de apoyo y la afición respondió con aplausos a sus intervenciones.

Todos saben que con un inspirado Sergio Araujo el ascenso a Primera División es mucho más fácil. Se sigue esperando su gol pero las sensaciones que dejó ayer fueron mucho mejores que las de El Molinón.

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