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El sonido de un cálido aplauso

La mayoría de la afición amarilla alienta a la UD Las Palmas hasta el pitido final pese al varapalo

Decenas de hinchas amarillos abandonan el Estadio de Gran Canaria, tras los goles del Betis en la segunda mitad. Q. CURBELO

Cuando un equipo de fútbol encaja en casa una derrota tan abultada, como la de la Unión Deportiva Las Palmas frente al Real Betis Balompié ayer por 0-3, y con la pérdida del liderato de la división de plata, la afición puede tomar dos caminos: el de los reproches y las lamentaciones, o el del apoyo incondicional a sus jugadores. Con todo sentenciado, la mayoría de los hinchas amarillos optaron por el segundo: dar aliento a los de Paco Herrera con un cálido aplauso en el minuto 89 del encuentro, pese al varapalo y la entrega de la primera posición liguera en favor del rival verdiblanco.

"Está claro que la afición está con nosotros. Estamos haciendo un buen trabajo, a pesar de la derrota. Es verdad que es muy duro perder así en casa. En la segunda parte se hicieron los dueños, pero la afición respondió hasta el final", comentó en zona mixta David Simón, lateral derecho amarillo.

Sin embargo, otros seguidores decidieron abandonar las gradas tras el segundo y el tercer tanto que endosó el Betis en apenas cuatro minutos, casi en el último cuarto hora de partido. Ya no cabían los milagros. Pero esta triste estampa pudo ser bien distinta si se hubieran materializado dos ocasiones de gol en la primera parte: el disparo de Aythami al larguero y el lejano zurdazo del Chino Araujo a la base del poste derecho del guardameta bético Adán. Entonces, muchas manos a la cabeza en el graderío. Ese gesto tan ilustrativo lo decía todo. Algún que otro hincha ya vaticinaba que esto podía costar la derrota, ante un oponente como el Betis.

"El que perdona, lo paga caro en el fútbol. Es una máxima que se cumple en este partido", apuntó Ana María González, una ama de casa grancanaria. Los goleadores béticos del choque, Jorge Molina y Dani Ceballos, enmudecieron a los 21.000 seguidores amarillos en el feudo grancanario, salvo a la peña Ultra Naciente, que respondió con un cántico de aliento "¡Cómo-no-te-voy-a-querer!, ¡cómo-no-te-voy-a-querer, si te he visto jugar en Segunda B!". No faltó otro soplo de apoyo a golpe del tambor y la corneta de Juan Manuel Romero, un aruquense de 52 años, que se movió por todo el Estadio de Gran Canaria, coronado por su sombrero mexicano. Al término del juego, se podía ver la decepción en sus ojos. "Nos llevamos palo tras palo", comentó.

Había mezcla de sentimientos en la marea amarilla: dolor, rabia, frustración, impotencia. Cuesta dejar el liderato de Segunda tras estar en lo más alto de la tabla durante 17 jornadas consecutivas. Se palpaban buenas vibraciones sobre el terreno en la primera parte. Para subir la moral del delantero Araujo, que continúa con su sequía goleadora, Sergio Santana, su hermano, su novia y algunos amigos desplegaron en la grada sur una pancarta de 14 metros que rezaba "Ánimo, Chino, estamos contigo". "Queremos subirle el ánimo, que supere su racha negativa y que vuelva a ser el jugador que es", indicó Santana, uno de los fundadores de la vieja guardia de Ultra Naciente. Las hinchada de la UD Las Palmas silbó en especial al grancanario Rubén Castro, ahora delantero bético y Pichichi de Segunda, además de intercambiar vítores y abucheos con el centenar de aficionados del Real Betis Balompié que se desplazaron hasta la capital grancanaria.

Rodrigo González, palmero de 51 años y bético desde pequeño, saboreó la goleada verdiblanca con su hermano Mario Jorge, su hija Leticia y su yerno Gerbrando. "Creo que el segundo gol fue definitivo y la entrada de Ceballos dio más movilidad al ataque", explicó González. Los de Paco Herrera no pudieron levantar cabeza y se desinflaron. "Los amarillos sufrieron un desplome físico, el Betis tiene una pegada brutal y fue lo que dictó sentencia", apuntó Nicolás Castellano, periodista radiofónico. Asimismo, Adama Seck, un senegalés seguidor de la UD Las Palmas desde hace siete años, habló alto y claro. "Deben poner más actitud y hay que espabilar", afirmó. Lo mismo pensó Heriberto Marrero, mecánico grancanario, que señaló "la falta de rigor y contundencia, los tres tantos son tres regalos".

Otros aficionados como Alfonso Martínez y Felo León responsabilizaron al técnico del conjunto grancanario de la derrota. "Herrera ha sido un desastre, Valerón no puede salir en los últimos minutos", indicó Martínez. "La planificación fue mala, tardó demasiado en hacer los cambios", opinó León.

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