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Windsurf y kiteboard Mundial de Fuerteventura

Una edición muy especial

El evento majorero cumple treinta años desde la disputa de su primera prueba en Sotavento

René Egli, impulsor del Mundial, realizando kiteboard en la playa de Sotavento días pasados. CARLOS DE SAÁ

Corría el año 1984 cuando, con apenas ocho tablas y treinta aparejos, el austriaco René Egli montaba una escuela de windsurf dirigida a los turistas que se hospedaban en el hotel Gorriones. Dos años después se disputaba en Fuerteventura la primera prueba de velocidad integrada en el circuito mundial de la PBA, nombre que recibía la actual PWA. "La Isla es excelente para la práctica de este campeonato no sólo por la calidad del viento que sopla, sino también por la extensión de la playa, con mucho espacio de arena y agua turquesa, un autentico paraíso", sentencia René Egli.

Una sola prueba bastó para situar a la isla majorera en el centro de todas las miradas cuando el francés Pascal Maka establecía un nuevo récord del mundo en velocidad, el primero con una vela de windsurf, con 38,86 nudos. Desde ese día y hasta hoy, la prueba de Fuerteventura se ha convertido en una cita ineludible en el circuito mundial de windsurf, uno de los emplazamientos favoritos para los amantes de las condiciones extremas.

Otro hito importante llegaba cuando en 1997 se celebraba, por primera vez en el mundo, la prueba de estilo libre o freestyle, con la que se escribía una nueva e importante página en la historia de este deporte y con la que se asociaba para siempre el nombre de Fuerteventura al del windsurf. Se puede decir, sin temor a equivocarse, que la modalidad de freestyle de este deporte nació en Fuerteventura. Más espectáculo y más competición en una playa que por ese entonces ya no dejaba pasar un verano sin reunir a los mejores del mundo. "Fuerteventura es siempre un reto, aquí el viento sopla muy fuerte, y las condiciones son perfectas para navegar, con buenas olas, y el mar cristalino", asegura Sarah-Quita Offringa, la ocho veces campeona del mundo de esta modalidad deportiva.

Quince años después, un nuevo deporte despuntaba entre los amantes del viento y la velocidad.

Se trataba del kiteboard. En 2001 se incluye la primera prueba de esta disciplina en la que una vez más un nuevo récord mundial marca el punto de partida. Sebastian Cattelan, kitesurfista francés, consigue mejorar su marca anterior y se mantiene en el aire 8,8 segundos con un viento de fuerza 9. Fuerteventura se convertía de nuevo en leyenda.

Desde entonces y hasta ahora, windsurf y kiteboard conviven durante todo el año en la playa de Sotavento, con centenares e incluso miles de riders profesionales y amateurs que se acercan a la Isla atraídos por sus inmejorables condiciones climáticas. Y siempre, dos semanas al año, la práctica del deporte se convierte en una de las competiciones más duras y espectaculares del mundo.

Pero el Mundial no es sólo deporte. Alrededor de este espectáculo acuático se ha desarrollado todo un evento multitudinario con la ya tradicional Carpa de noche y su amplio programa de actividades lúdicas, que durante los diecisiete días que dura la competición atraen a miles de personas.

Fiesta y deporte de la mano en un evento que ha supuesto, en sus treinta años de historia, un auténtico revulsivo económico para el municipio de Pájara. Por este motivo, el Ayuntamiento ha solicitado al Gobierno autónomo la calificación de Fiesta de Interés Turístico de Canarias.

No en vano se trata de uno de los eventos más importantes a nivel deportivo, lúdico y turístico de los que se celebran en el Archipiélago, y que consigue año tras año que millones de personas en todo el mundo conozcan el nombre de Fuerteventura. Se calcula que, en 2014, 113 millones de personas siguieron el Campeonato por televisión, 9,4 millones de lectores fueron alcanzados en prensa escrita y 25 millones llevaron a cabo visitas a la página web del evento.

Un impacto mediático que queda reflejado no sólo en las audiencias, sino también en las cifras turísticas. Durante la celebración del Mundial, la ocupación ronda el 95% en las cuarenta y cinco mil camas alojativas con las que cuenta el municipio.

"Tras treinta años de historia y gracias al trabajo y dedicación de René Egli, tenemos un evento de primer orden a nivel deportivo y de promoción turística que nos ha permitido diversificar la oferta de nuestro destino", aseguraba Blas Acosta, nuevo consejero de Turismo del Cabildo Insular de Fuerteventura, durante el pasado acto de presentación de esta XXX edición del evento.

El mundial de windsurf y kiteboard cumple 30 años con datos inmejorables, cifras que no serían posibles sin el apoyo incondicional y constante del verdadero protagonista de esta historia: los vientos alisios.

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