Una goleada práctica, transformada por Saúl Ñíguez, el colombiano Jackson Martínez y Óliver Torres, relanzó al Atlético en la Liga de Campeones hasta el liderato de su grupo contra un rival menor, el Astana (que solo disparó tres veces entre los tres palos), al que impuso su superioridad entre los brillantes regates de Carrasco.