La Provincia - Diario de Las Palmas

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Con todos sabe mejor

Aguilar y DJ Seeley dan un paso al frente y junto con Oliver, Newley y Salin fabrican la remontada

Los jugadores del Gran Canaria celebran la victoria en la cancha del Murcia. LOF

Cuando Facundo Campazzo en el minuto 27 sacó a relucir toda su magia con un triple desde su casa el Gran Canaria parecía noqueado. Perdían de trece los amarillos (48-35) y el guión invitaba a la pesadilla. Caer en Murcia con la visita del Unicaja en el horizonte era un duro golpe para los privilegios que se ha ganado el Herbalife en este notable inicio de temporada. El segundo cuarto había sido un desastre en ataque y el tercero había empezado igual. Los amarillos solo habían anotado ocho puntos, eran una máquina de fallar triples y de perder balones. Kevin Pangos sucumbía en su duelo con Campazzo y Omic en el suyo con Lima. Eulis Báez tampoco tenía el día y además Sadiel Rojas era el dueño del juego subterráneo.

Pintaba muy mal. Pero de repente se encendieron las luces. Estaba sobre la pista la segunda unidad, que dio un paso al frente y recortó la diferencia por la vía rápida. Con un parcial de 0-11 en un par de minutos el Gran Canaria se puso a dos puntos y equilibró el encuentro (48-46), que se mantuvo igualado hasta el final. Un dos más uno de DJ Seeley y un triple de Pablo Aguilar obligaron a Katsikaris a pedir tiempo muerto. Pero el Herbalife estaba desatado. Su fondo de armario exhibía músculo.

Pablo Aguilar, Savané y Albert Oliver completaban el quinteto y el granadino dio continuidad al vendaval con otro triple y Newley con dos tiros libres cerró el 0-9. Pero hasta el final del tercer cuarto, ya con Sasu Salin en el lugar del alero australiano, el Gran Canaria siguió con el acelerador pisado. Seeley ofreció sus mejores minutos desde que está en la Isla y con una bandeja tras una recuperación igualó el encuentro (51-51) por primera vez desde el primer cuarto. Fue después de que Albert Oliver anotara un triple. El intercambio de faltas de los últimos minutos permitió al base catalán y a Pablo Aguilar seguir sumando con dos tiros libres cada uno.

Dos 'fichajes'

El Gran Canaria estaba de vuelta. Se enganchó al encuentro gracias a un quinteto poco habitual, con un Seeley recién llegado y un Pablo Aguilar que no ha terminado de despegar entre las lesiones y la poca regularidad en su rendimiento. Pero los dos ayer dieron un paso al frente. Junto a ambos brilló el saber estar de Albert Oliver desde el puesto de base, una solidez que contrastaba con la excesiva aceleración con la que se empleaba Kevin Pangos. Y bajo los aros Sitapha Savané cerraba el paso a Lima, que en cambio generaba problemas a Omic. Brad Newley era el único del quinteto titular que sobrevivía y el australiano se desquitaba de su mala primera parte.

Así, el último cuarto empezó en un contexto de enorme igualdad. Se iba a decidir por detalles, y ahí el Gran Canaria fue el más fuerte. El equipo claretiano estaba acostumbrado a ganar partidos con ventajas cómodas, atropellando a sus rivales con su fortísima defensa y corriendo el contragolpe. Pero el Herbalife no está tan fino desde la baja de Kyle Kuric y el calendario se ha puesto más exigente. Pese a ello, poco a poco el cuadro de García Reneses va sacando adelante los partidos con el carácter que le ha definido en cursos anteriores, el mismo que no tuvo en los últimos cuartos de Valencia y Madrid.

Ayer compensó su poco acierto en la línea de tres puntos con inteligencia defensiva y garra. Las penetraciones de Salin (6 puntos en el último cuarto) y la dirección de Pangos y Oliver juntos sostenían al Gran Canaria. Pero seis fallos desde la línea de tres eran demasiados. Hacía falta un extra. Y ahí surgió Pablo Aguilar, justo después de que Vitor Benite pusiera la directa para el UCAM Murcia con cinco puntos seguidos (69-67). Quedaba minuto y medio y le llegó el balón a Aguilar, que desde más de 7 metros lanzó a canasta y la clavó para poner de nuevo en ventaja a los amarillos. Un triple que valió un triunfo y que debe valer la recuperación de la mejor versión del ala-pívot.

Ya no cambió el viento porque Cabezas y Campazzo perdieron dos balones, porque Newley palmeó un balón clave, porque Benite falló un tiro libre y el australiano metió los dos últimos. El Herbalife está muy vivo.

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