Se le echó de menos en la cancha. Después de siete partidos de baja, Kevin Pangos regresaba a la competición, precisamente contra el mismo equipo que le mandó a la enfermería el Día de Reyes, el Strasbourg francés, por un golpe en la cabeza de Mardy Collins, con el que se vio las caras de nuevo, esta vez en el Rhenus Arena.
Estaba por ver si el exbase de la Universidad de Gonzaga respondería al ritmo de juego en la pista del, hasta ayer, líder del grupo H de Eurocup. Pero se adaptó mejor de lo que la afición esperaba y recuperó parte de su tono físico.
Cuando el plantel claretiano más lo necesitó, allí apareció Pangos. El Herbalife Gran Canaria se atascó en botar la pelota en la reanudación del encuentro y Pangos saltó al parqué galo con una misión concreta encomendada por Aíto García Reneses: mayor circulación de balón.
Habían transcurrido cuatro minutos y el Granca no veía canasta, mientras que el conjunto de Vincent Collet lograba nivelar el electrónico 40-40, por mediación de Leloup, máximo anotador del choque (20 puntos). Los errores defensivos y ofensivos del combinado isleño radicaron en la salida agresiva del Strasbourg. Newley rompía esa sequía anotadora con un tiro desde la personal, y el canadiense puso freno al arreón galo e imprimió más velocidad en las posesiones claretianas.
El Granca cobró vida con Pangos. El base de Ontario se vengó del golpe de Mardy Collins cuando le robó un balón en pleno ataque. No registró grandes números en su tarjeta de servicios -tan sólo sumó dos puntos y una asistencia-, pero también aportó visión de juego, cuando vio desmarcado a Sasu Salin, que fulminó el perímetro rival (55% de acierto).
