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Windsurf Gran Canaria Wind and Waves Festival

La saga de Pozo Izquierdo

El hijo de la leyenda Björn Dunkerbeck, Liam, debutó ayer en una competición oficial de olas

El Caribe, Hawái y las Islas Canarias. QUIQUE CURBELO

La ciencia ha demostrado con casos innumerables que la pasión se hereda. Y en una disciplina que genera tanta adrenalina todavía más. Por eso a nadie le extraña que el apellido Dunkerbeck vuelva a estar presente, tan solo siete años después, en una lista de inscritos en el Mundial de Pozo Izquierdo. Esta vez no es Björn, una leyenda de este deporte que suma 42 títulos mundiales en diferentes modalidades. Se trata de Liam, de 12 años, que sigue los pasos de su padre, uno de los grandes culpables de que esta prueba se celebre en Pozo Izquierdo. Liam se estrenó ayer en una competición de olas, en la categoría sub 14 y fue uno de los cuatro que consiguió clasificarse para la final. Promete.

La jornada estuvo marcada por la falta de viento, motivo por el que los jueces retrasaron el inicio de la competición senior a hoy -si las condiciones lo permiten- y tan solo los más jóvenes se metieron en el agua. En esta edición se ha batido el récord de inscritos en categoría junior con un total de 21 riders procedentes de Hawaii, Japón, Alemania, Francia e Italia. Mucho nivel. Y entre ellos se encuentra, melena al viento, Liam Dunkerbeck. Le viene de familia.

"Ya había hecho el desafío de Fuerteventura y participado en el Mundial de velocidad, por lo que tiene experiencia de competir con niños y adultos, pero en eslalon y no en olas", explica Björn, orgulloso padre de otros tres hijos: Alba, de 13 años, es campeona de España de gimnasia rítmica; Martina, de 8 años, es subcampeona de España de gimnasia rítmica y Daniel, de 3 años, ya sostiene el bogey. "Estamos muy contentos María y yo por los hijos tan deportistas que tenemos", sonríe Björn.

A los 3 años, como ahora Daniel, empezó Liam a contactar con las olas por medio del bodyboard. "Con cinco años ya surfeaba y hacía windsurf", añade Björn, que detalla su papel como ayudante y consejero: "Él lo pide, no es que yo se lo exija. Yo le dejo a su aire y me esfuerzo en que tenga buenos entrenamientos, rodeado de buena gente y de un buen equipo para que esté contento, como los otros niños de la escuela. Hay muchos de entre 6 y 15 años y tienen que aprender con niños, no con adultos. Es un fallo habitual, los niños tienen que aprender con niños", subraya.

"No tiene que seguir mis pasos, siempre le digo que tiene que ser como él mismo. Si llega a ser campeón tiene que tomar su propio camino. Yo he ganado muchas cosas pero él no tiene que ganarme a mí, él tiene que superarse a sí mismo y a los de su edad. Y así tiene menos presión", continúa.

Y Liam, "muy orgulloso" del padre que tiene, escucha sus recomendaciones: "Mi único objetivo es pasarlo bien. No me esperaba estar en la final, pero ganar es muy difícil porque compito con niños de 14 años que han participado en más campeonatos que yo", indica. Aunque Liam no es ningún novato: "He cogido olas en Bonaire (Caribe), en Maui (Hawaii), en Fuerteventura, en Tenerife y en Gran Canaria. Las que más me han gustado son las del Caribe y las de Pozo Izquierdo. El Caribe es mejor para eslalon y velocidad, en Pozo es mejor para olas y es más divertido", analiza como un experto.

"Cuando estoy en el agua me divierto, es lo que más me gusta", indica recogiendo el guante de su padre, pero también admite que en el futuro "intentaré ser campeón del mundo".

Una nueva vida

Han pasado siete años desde su última participación en Pozo Izquierdo pero Björn Dunkerbeck sigue practicando windsurf en la modalidad de velocidad, en la que recientemente se volvió a coronar campeón mundial a las 47 primaveras: "Ya no podría competir en olas, el cuerpo no me lo permite. Pero en velocidad, que hace falta experiencia y ser fuerte, sí estoy entre los mejores del mundo. He competido últimamente en Fuerteventura, Francia y el Caribe", sentencia el windsurfista de apellido eterno.

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