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El Granca gana en 'stand by'

Los amarillos doblegan al Nizhny Novgorod (98-87) en un partido que jugaron al ralentí, resuelto en el último cuarto y que les vale para seguir primeros de grupo

En 'stand by', utilizando el modo reposo, como ese estado en el que los aparatos eléctricos entran y consumen menos electricidad que cuando están en pleno funcionamiento, a tope, pero más que cuando se termina por apagar. Esa disposición de sí mismo le bastó al Herablife Gran Canaria para ganar al Nizhny Novgorod (98-87), sumar su quinta victoria en el casillero y consolidar más aún su liderato en el grupo A de la Eurocup.

Tras sumar dos derrotas de manera consecutiva, la primera en Europa ante el Cedevita y la quinta en ACB frente al Madrid, los de Luis Casimiro solventaron el partido frente al equipo ruso al ralentí, haciendo un uso limitado de sus fuerzas. O eso fue al menos la sensación que mostró. Porque cada vez que quiso cerró su aro y encontró huecos en el del rival. Pero no fue hasta el último cuarto cuando el Granca le dio la estocada final al Nizhny Novgorod, se despegó en el marcador y se puso a pensar definitivamente en otra cosa.

Más allá del bombo del fondo, ese que lleva acompañando al Granca desde los tiempos del Centro Insular de Deportes, el primer estruendo del partido lo sacó Arturs Stalbergs, técnico de los rusos. Bronca a la vieja usanza y a jugar. Una retahíla de gruñidos que mostraba quien era el que tenía más que perder ayer en el Gran Canaria Arena. Más aún si se miraba al banquillo contrario, donde un Luis Casimiro en calma miraba el partido sentado desde una de las sillas del lado local.

El Granca empezó a imponer su ley rápido de la mano de Albert Oliver con una buena dirección desde le quinteto titular. De entrada, un 8-3 para marcar el camino, con el base catalán, Richard Hendrix y Sasu Salin hiperactivos. La respuesta del noroeste de Europa llegó en las manos de DeAndre Kane. Sus puntos y electricidad hicieron que el Novgorod no se fuera del partido (10-10, min. 7)

Alentados por el norteamericano, el Nizhny se creció para obtener sus primeras rentas del partido (10-13 y 13-15). Un espejismo. El Granca jugaba a lo que quería, como si subiendo una marcha en su motor golpeara el marcador cuándo y cómo le pareciera. Un arreón del poco público que asistió al Arena -frío, poseído por las circunstancias y el bajón en el termómetro- era suficiente para activar a los amarillos. El banquillo funcionaba y Anzejs Pasecniks y Pablo Aguilar revolvieron de nuevo el marcador para que el Granca se fuera por delante en tres puntos al término de los diez primeros minutos (20-17).

La parsimonia que se adueñó del primer periodo la rompió Bo McCalebb. Un par de penetraciones del playmaker de Nueva Orleans hicieron reaccionar al Gran Canaria y al Arena (24-21, min 11.). Fueron unos segundos de lucidez antes de que el cuadro de Luis Casimiro volviera a entrar en barbecho. Si el Granca defendía, presionaba y cumplía en las ayudas, el Nizhny se perdía. Ni rastro del equipo que hace dos temporadas jugó la Euroliga; tampoco del que el año pasado alcanzó los cuartos de final de este mismo torneo. Con un par de acciones defensivas y un buen acierto en ataque alcanzó su máxima renta de la primera mitad: seis puntos (31-25, min. 13)

Pelea sin argumentos

El tiempo muerto hizo su efecto en los rusos, sobre todo en Ivan Strebkov, el mejor de los suyos ayer con 18 puntos. Un parcial de 1-8, le valió al Nizhny para volver a ponerse por delante (32-33, min. 15), renta inválida en cuanto el Granca se metió de nuevo en faena. La historia se repetía: un punto de intensidad en defensa y de claridad en ataque era suficiente para desarmar al Novgorod, que tenía más de peleón que de argumentario baloncestísticos. El Herbalife, con un par de tiros libres anotados por Kyle Kuric, se volvió a ir delante en el descanso por un margen mínimo, cuya ampliación o no solo dependía de sí mismo (43-42).

La vuelta del descanso no cambió demasiado el guión. Las alternancias en el marcador y el tira y afloja constante fue la tónica habitual del partido; el Granca no se despegaba, pero hacía lo suficiente como para tener siempre a tiro al Nizhny Novgorod.

Sasu Salin se animó en el tercer cuarto. Con 11 puntos, casi de manera consecutiva, reponía las canastas de Kenneth Boynton (58-54, min.25). Las individualidades daban esperanzas a un Niznhy que como equipo deja que desear. Aguilar se animó en los últimos cinco minutos del cuarto para tirar de los suyos y mantener el partido en un punto plácido para rematarlo. Kyle Kuric, con un triple sobre la bocina, colocaba al Granca por delante antes del último cuarto (70-67).

En el momento decisivo, el Granca se encendió. Diez minutos le sobraron para enterrar al Nizhny. El Herbalife, liderado por Kyle Kuric en ataque -10 puntos en ese cuarto para acabar el partido con 18-, McCalebb en ritmo y Royce O'Neale en defensa se lanzó a por su quinta victoria. Casi en un pestañeo se sacó un 12-0 de parcial con el que pasó del 76-72 al 88-72. El orgullo ruso solo valió para maquillar el marcador. Porque el Granca ya había puesto su procesador a trabajar a un nivel notable. Suficiente para arrasar y volver a sentirse ganador.

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