Octavo juego del quinto set. 3-4 para Dimitrov y 15-40 a favor del búlgaro sobre el saque de Nadal. El balear cierra el puño y afila la mirada. Gana uno, dos, tres, cuatro puntos seguidos y salva el juego. "¡Vamos!", grita. Y pide el apoyo de una grada que ya estaba volcada con él. Y se crece, porque el rejón de castigo que recibió en el juego anterior despertó a la bestia que lleva dentro. Y la presión cambia de lado. Noveno juego. 30-40 para el balear, que aprovecha su decimotercera bola de break para romper por quinta vez el saque de Grigor Dimitrov. A la vuelta del descanso sirve para ganar el partido. Coge ventaja, pero Dimitrov la neutraliza en dos ocasiones. A la tercera es la definitiva...

Cuatro horas y 56 minutos de batalla. Nadal se deja caer sobre el tapete azul de Melbourne antes der ir a felicitar y a abrazarse con Dimitrov, al que acaba de superar 6-3, 5-7, 7-6, 6-7 y 6-4 para clasificarse para la que será su cuarta final en Melbourne, donde mañana se encontrará con el suizo Roger Federer (08.30 horas, Eurosport) en busca de su segundo título en Australia y 15º del Grand Slam.

Nadal, que se sobrepuso a los 79 golpes ganadores de Dimitrov, que templó los nervios en los momentos claves y que fue más eficaz en los puntos decisivos, tendrá mañana la oportunidad de romper el empate que mantiene con el estadounidense Pete Sampras para convertirse en el segundo jugador con más grandes de la historia. Por delante sólo quedaría el propio Roger Federer, con diecisiete.

Además, de lograr la victoria, el tenista español se convertiría en el primer jugador de la Era Open del tenis (desde 1968) en completar un segundo Grand Slam. Y es que Nadal puede a sus 30 años ser el primero en repetir victoria en los cuatro grandes. De momento ya tiene nueve Roland Garros, dos Wimbledon y dos US Open además del conseguido en Melbourne en 2007.