El regreso con gol de Cristiano Ronaldo, con hambre de éxito tras un mes sin poder jugar con el Real Madrid, dio luz a una noche europea sin brillo, en un estreno plácido del campeón ante el modesto Apoel, que cedió al doblete del portugués y un tanto de chilena de Sergio Ramos. Necesitaba de golpe un buen partido el Real Madrid tras dos empates consecutivos en Liga en el Santiago Bernabéu que dejaron unas dudas inesperadas tras el nivel mostrado en las Supercopas. No llegó en un día propicio, ante el humilde Apoel, que luchó con todo lo que tenía pero que está a años luz del equipo de Zidane, al que por momentos le faltó intensidad y mentalidad.

El problema de la falta de fútbol responde más a lo psicológico que lo físico. Es cuestión de motivación. El estreno europeo debía levantar el ánimo. Una goleada es siempre bienvenida y para ello regresaba el mayor devorador, Cristiano Ronaldo, que llevaba un mes sin poder jugar.

Que marcaría lo sabían hasta en Chipre. Lo había hecho en el primer partido de las cinco últimas ediciones y no faltó a la cita en la sexta. El Apoel tuvo dos llegadas seguidas repletas de ilusión antes de ser castigado con el martillo pilón del portugués. En el fútbol lo natural suele funcionar y con Bale eso significa que juega en la demarcación en la que puede brillar, de extremo izquierdo. En el resto ha quedado demostrado que le perjudica a su fútbol. La última prueba de 9 ante el Levante repleta de impotencia. En banda derecha siempre forzado. Fue caer a la zona donde se convirtió en estrella y explotar sus virtudes. De un preciso centro tras conducción de Isco, llegó el tanto en el segundo palo de Cristiano. A placer. Al poco Kovacic, la sorpresa en el once de Zidane, quedó fuera de juego por una lesión. Eso cortó el ritmo del Madrid, sin continuidad hasta el descanso.

De las duchas regresó un Madrid mejor, a hombros de Cristiano, que a los pocos segundos remató al larguero. El luso encontraría el premio poco después, en un penalti inexistente. El marcador, ya sí, fue una losa para el Apoel, que se limitó a defender para no encajar una goleada. En una noche sin brillo, descafeinado Isco, el partido lo remató Ramos con una chilena en el área después de un rechace. Era el último tanto pese a los intentos de Cristiano, al que anularon su triplete por fuera de juego. El luso, al que aún le queda un partido de sanción, levantó al Madrid tras dos empates.