Cerca de 30.000 parados canarios se quedarán fuera de la nueva ayuda de 420 euros que acaba de aprobar el Gobierno de Zapatero. Pese a que cumplen con la condición de no estar cobrando ningún tipo de subsidio, estos desempleados agotaron su prestación con anterioridad al uno de agosto pasado. Hasta julio último figuraban registrados en el Inem en Canarias 246.264 parados, de los que 48.264 no disponían de ningún tipo de ingresos, pero de éstos el Gobierno suprime a unos 20.000 porque nunca han tenido una ocupación, con lo que son cerca de 30.000 los desocupados de las Islas que seguirán sin disponer de ayuda.

El Ejecutivo central estima que en los próximos seis meses (agosto a enero 2010) van a cobrar los 420 euros unos 23.423 canarios porque son los que agotarán el subsidio en todo ese periodo, a razón de 3.900 trabajadores en desempleo que pierden al mes su prestación (en las Islas hay 188.000 parados cobrando lo que se conoce como el paro).

Precisamente el hecho de que los desempleados sin ayuda no pueden acceder a los 420 euros, pero sí la cobrarán los que acaban de agotar el subsidio, volvió a generar ayer quejas y críticas en las oficinas del Servicio Canario de Empleo. La mayoría de las personas sin empleo y sin ingresos explicaban que acudían con la esperanza de volver a casa con la ilusión de poder vivir unos meses con la nueva ayuda.

CRÍTICAS Y QUEJAS. Por este motivo, el Gobierno canario y los sindicatos UGT y CCOO calificaron ayer de "inadecuado" el programa de inserción del Ejecutivo central. Tanto el consejero de Empleo regional, Jorge Rodríguez, como los líderes sindicales coincidieron en que lo lógico hubiera sido destinar la ayuda a aquellos desocupados que llevan más tiempo sin percibir ninguna renta, y además se debieron establecer ciertas distinciones entre los perceptores. A este respecto, añadieron que no tiene los mismos problemas ni necesidades económicas un joven desempleado que vive con sus padres que el que debe sostener a una familia con hijos.

Casualmente, los demandantes con hijos eran los que más cuestionaban los requisitos de la nueva ayuda porque entendían que su situación precisaba de atención especial. Una mujer de 34 años con tres hijos a su cargo, entre sollozos, decía que no comprendía por qué no le daban la ayuda si acaba de terminar un contrato de cuatro meses.