A partir del 1 de enero de 2012 los empleados del hogar, en su mayoría mujeres, estarán incluidos en el Régimen General de la Seguridad Social con el fin de equiparar sus derechos y deberes al del resto de trabajadores. Asimismo, el objetivo de esta reforma es conseguir destapar parte del empleo sumergido que encierra el sector.

En Canarias esta regularización afectará, aproximadamente, a 25.000 personas que, según el secretario de Empleo e Innovación del sindicato Comisiones Obreras (CCOO-Canarias), Francisco Pozo, trabajan como empleadas del hogar sin contrato. "Hablamos de un sector en el que no se pueden dar cifras con certeza. Son estimaciones que hemos realizado a partir de las denuncias que llegan al sindicato", explica Francisco Pozo.

Inmigrantes

Las empleadas del hogar dejarán así de cotizar bajo uno de los regímenes especiales de la Seguridad Social que les impedía tener derecho al subsidio por desempleo o cobrar cuando estuvieran de baja por menos de 29 días. Su situación ante las pensiones también se verá modificada, ya que hasta el momento, estas trabajadoras no tenían garantizada una pensión al finalizar su carrera laboral.

Este sector cuenta con una gran presencia de mujeres inmigrantes que buscan una forma segura de ganar dinero. "Se podría decir, aunque seguirían siendo estimaciones, que más de 50 por ciento de las empleadas de hogar son inmigrantes", asegura el secretario de Empleo e Innovación de CC OO-Canarias.

La seguridad de no trabajar en un puesto de cara al público aporta tranquilidad a estas trabajadoras. "Muchas residen en las Islas de forma irregular y prefieren trabajar en un sitio cerrado, con condiciones abusivas, pero evitando las inspecciones de trabajo", explica Pozo.

Es el caso de Rocío Mendoza, una boliviana de 34 años que llegó a Gran Canaria en 2005 en busca de un sueldo mejor. "Yo soy enfermera pero cuando llegué aquí no podía ejercer mi profesión, así que para sobrevivir empecé a trabajar de asistenta en las casas".

A pesar de que en la actualidad su residencia y su contrato laboral están regularizados, Rocío no olvida sus duros comienzos. "La primera casa en la que trabajé estaba en Maspalomas. Allí hacía de todo, tanto limpieza como cuidar a los niños. Fue una muy mala experiencia porque me tenían interna y tan solo me pagaban 600 euros".

Rocío tuvo que huir de aquella casa para poder dejar el empleo. "Como no tenía papeles, los dueños me amenazaban con denunciarme a la policía. Incluso se quedaron con mi pasaporte. A los dos meses conseguí escaparme, regresé a la capital e inicié mi nueva vida", explica.