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Entrevista a Gustavo Pestana

"Hay que rentabilizar las explotaciones agrícolas para atraer a los jóvenes"

"La crisis del tomate no ha provocado un mar de plásticos abandonados, sino la reconversión del suelo", asegura el técnico de la Dirección General de Agricultura

Gustavo Pestana, técnico de la Dirección General de Agricultura. CARSTEN W. LAURITSEN

El Archipiélago solo cuenta con un 18% de superficie cultivable y la mayoría está abandonada, ¿es descabellado pensar en verla de nuevo ocupada?

Las dos terceras partes de la superficie disponible está sin cultivo, que nos gusta más que abandonada. Esto equivale a unas 90.000 hectáreas sin actividad, que aunque no todas, mañana mismo podrían entrar en producción si tuvieran agua y gente que se ocuparan de ellas.

¿Cuándo se comenzó a abandonar los cultivos en las Islas?

De las 90.000 hectáreas que tenemos sin cultivo, tenemos dos tipos de estado. Por un lado, lo que llamamos grandes abandonos prolongados y que responde, en muchos casos, al modelo imperante en las Islas hasta los años 60. Por otro, los abandonos de los últimos 20 o 25 años. Estos últimos terrenos son más fácilmente recuperables, porque siguen teniendo las infraestructuras que requiere el cultivo, como riegos o muros cortavientos, en mucho mejor estado. Con una pequeña inversión se pueden poner de nuevo en marcha.

¿Teme que la crisis que atraviesa el tomate acabe, como otros cultivos, en un conjunto de invernaderos abandonados?

Todo en la vida tiene ciclos. Las tiendas de videoclubs en los años 80 eran un boom y hoy en día no existen. Y los cultivos también tienen su ciclo: hay cultivos en boga, otros pasan de moda y algunos son más constantes en el tiempo. Es verdad que en los últimos 15 años el cultivo del tomate ha caído al verse afectado por dos problemas: la virosis y la competencia del exterior, principalmente de Marruecos. Pero la crisis del tomate no ha provocado un mar de plásticos abandonado. Todos esas dificultades hicieron que el cultivo retrocediera, pero buena parte del espacio se ha destinado a otros cultivos.

¿Cuáles?

Principalmente hortalizas destinadas al mercado interior, como coles, lechugas o zanahorias que encontramos en los supermercados, y frutales subtropicales como mangos, aguacates y papaya. Por primera vez, desde hace muchos años, la crisis de un sector no conlleva automáticamente el abandono de ese suelo, sino que también se puede reconvertir. La gran ventaja que vemos en el mapa de cultivo es que el campo es dinámico. Además, la caída acentuada de la superficie cultivada parece que se ha estabilizado.

Habla de cambio de tendencia, ¿pero cree que habrá relevo generacional para mantener esta dinámica?

La clave es lograr que las explotaciones agrícolas en el futuro sean más rentables para resolver así el problema del relevo generacional que existe y atraer a los jóvenes. Si el campo no es rentable nadie querrá ir a él.

¿Esa rentabilidad se puede buscar creciendo en el mercado interior?

Canarias tiene más de dos millones de habitantes y una población flotante de turistas bastante elevada. Por eso, la agricultura de mercado interior, que tradicionalmente se ha llamado de subsistencia, es una de las más interesantes para conseguir el desarrollo agrícola canario y recuperar esa actividad.

¿Qué hace falta para lograrlo?

Agua. Para poder lograr que nuestras producciones, sobre todo las del mercado interior, abastezcan a los supermercados necesitamos agua y mejorar los canales de comercialización hacia los grandes supermercados. Si se garantiza el abastecimiento del agua y logramos modernizar las explotaciones, puede que cambiemos la tendencia hacia un futuro en el que veamos crecimientos continuados en el tiempo.

Las cadenas hoteleras también juegan un papel decisivo y por ello el Ejecutivo busca su apoyo.

La voluntad de los hoteleros con el tiempo la veremos, pero es evidente que juegan un papel fundamental, sobre todo para las producciones de alta calidad.

¿Responde la nueva ley del suelo a las demandas de los agricultores?

Hoy en día, tienen problemas administrativos, ya sea para levantar un muro, arreglar una parcela o hacer un desmonte. La futura ley parece que lo resuelve. También abre el suelo agrícola a otro tipo de usos y eso puede generar tensiones, que según como se orienten, serán positivas o negativas. Pero la ley está en trámite parlamentario y no sabemos cómo va a quedar.

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