El sector del automóvil creció sensiblemente en Canarias a lo largo del último ejercicio. Tras años de dura crisis por la restricción del consumo a la que dio lugar la profunda recesión, las cifras son cada vez más positivas tanto en ventas y facturación como en empleo y repercusión en el conjunto de la economía. De hecho, las ventas y el montante facturado en 2016 se dispararon por encima del 15% en relación con los datos de 2015. Una renovada pujanza que podría arruinarse con la puesta en práctica de nuevos impuestos, como el llamado céntimo verde, tal como han avisado desde la Federación Regional Canaria de Empresarios Importadores y Concesionarios de Automóviles (Fredica).

La patronal del sector en el Archipiélago ha presentado recientemente una nueva edición de su informe anual, el correspondiente a 2016. A lo largo del ejercicio, el número de matriculaciones llegó en la Comunidad Autónoma a, exactamente, 76.649, esto es, un 19,5% más que en 2015. En otras palabras: por cada cien nuevos automóviles que se vendieron en 2015, el año pasado se matricularon prácticamente 120. Un notable crecimiento que se ha trasladado también a la facturación anual, que ascendió a cerca de 1.600 millones de euros (1.595 millones), en este caso un 16,4% más.

Gran parte de la mejoría del sector obedece, tal como expone Fredica en su análisis, al inagotable auge del turismo, por lo que supone en cuanto a ventas de vehículos para el mercado del alquiler. "Este sector, auténtico tractor de la economía canaria, ha permitido seguir creciendo de manera directa en las ventas al sector del alquiler", explica la federación empresarial. No en vano, el canal de ventas de turismos a empresas de alquiler creció cerca de un 16%, un aumento que fue de casi un 5% en el canal de venta de turismos a particulares.

Estos importantes crecimientos pueden calificarse de exponenciales en el caso de los todoterrenos, que continúan ganando cuota de mercado y adeptos entre los conductores del Archipiélago. Tan es así, que las ventas de este tipo de automóviles se dispararon un 50% el año pasado, hasta superar ampliamente las 12.000 unidades vendidas, con lo que se convirtió en el segmento de mercado que mayor incremento experimentó en 2016, muy por encima del 31% que crecieron las ventas de vehículos industriales.

Como viene ocurriendo en los últimos años, este último informe de Fredica también constata que las ventas son más en las islas de la provincia de Las Palmas que en las de la demarcación de Santa Cruz de Tenerife. Las matriculaciones en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura sumaron 46.612 durante el último ejercicio, mientras que se quedaron en poco más de 30.000 (30.037) en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. "Esta diferencia se debe fundamentalmente al mayor peso que tiene el mercado de ventas a empresas de alquiler en la provincia de Las Palmas frente a la provincia de Santa Cruz de Tenerife", argumentan desde la patronal. En definitiva, es el perfil eminentemente turístico de las islas periféricas orientales, Fuerteventura y Lanzarote, el que desequilibra las cifras, básicamente por el menor volumen de turismo que mueven las islas periféricas occidentales, las llamadas islas verdes.

La recobrada fuerza del sector en la región se ha traducido también en mayores beneficios para el conjunto de la comunidad. Las ventas de vehículos nuevos y usados (y también la posventa, lo que incluye, por ejemplo, el subsector de las reparaciones) produjo un montante de 301,2 millones de euros en impuestos, una recaudación pública que supone un 8% más que en 2015. En Fredica consideran que estos datos evidencian "la importante carga fiscal que soporta el automóvil", especialmente el IGIC (Impuesto General Indirecto Canario), "con aplicación de tipos incrementados prácticamente exclusivos para el automóvil", algo que ha sido "una constante causa de reclamación por parte del sector". Los empresarios entienden que el coche, en general, "no supone ningún lujo que justifique una fiscalidad diferencia al alza". Así pues, el sector considera que el alivio que han supuesto las medidas de los planes de renovación, como el PIVE, deben hacerse "definitivas", de ahí que hayan planteado ya la aplicación del tipo general del IGIC.