Francisco Javier Orduña es magistrado de la sala primera del Tribunal Supremo. Firmó el voto particular que permitió abrir una brecha jurídica para elevar ante la UE la discusión jurídica sobre la retroactividad de las cláusulas suelo. Los jueces europeos hicieron el resto y dictaron que la falta de transparencia en la fijación de cláusulas suelo era motivo para acabar con ellas y obligar a devolver el dinero. Se niega a hablar de la sentencia porque "es pasado", pero no de la base fundamental de la misma, la aplicación de la transparencia en las relaciones comerciales. Un nuevo hito de defensa de los consumidores.
¿Por qué en la actualidad es tan importante el ideal de transparencia?
La transparencia se ha convertido en un valor plenamente necesario. Ese ideal de transparencia, como ideal de lo justo, en estos momentos es una auténtica convicción de la sociedad española. Se debe plasmar y reivindicar como un principio general que, seguramente, puede ser un valor constitucional. Una forma básica de entender la relación social, política o la forma de situarse el ciudadano frente a determinadas ofertas predispuestas. En estos casos, el ciudadano español ya ha asumido como un nuevo valor la transparencia para enfrentar este tipo de relaciones. Ya lo decía Zygmunt Bauman, que hablaba del pensamiento débil ya que los valores clásicos y fuertes habían sido sustituidos por valores líquidos. En este sentido, el valor de la transparencia tiene todas las características para ser un valor fuerte, un valor que cohesiona, que ilusiona a la sociedad. Un valor que debe ayudar a reformar el sistema normativo. Por último, es evidente que en el actual contexto de inseguridad de valores, la transparencia da una respuesta directa contra malas prácticas que se han realizado. Y no solo para pasado o presente, sino para futuro.
¿Qué transcendencia tiene la transparencia para la ciencia del Derecho?
Habla de introducir el término transparencia como valor constitucional. Para cualquier estudioso del Derecho fundamentalmente los planteamientos más subjetivos son los de transformación. Cuando regenera planteamientos doctrinales. Evidentemente la transparencia está jugando en diferentes niveles. Los principios generales del Derecho no son inmutables y la transparencia esta alumbrándose como una directriz del orden jurídico-económico. Como una nueva estrella importante, con mucho brillo, que va a iluminar muchas zonas del Derecho. A su vez, la transparencia como tutela judicial básica del consumidor y usuario ha supuesto una transformación importante. Ha cambiado el paradigma que teníamos, el contrato por negociación, que se basaba en el consentimiento de ambas partes en situaciones de igualdad. Este marco se ha demostrado que no es aplicable al nuevo modo de contratar, que es la contratación predispuesta. Un instrumental distinto que no sigue los mismos criterios que el contrato por negociación. En la predispuesta hay unos contrapesos para que la contratación sea lícita y esos contrapesos son los controles. Esos factores son el control por falta de contenido o el control por falta de transparencia. La transparencia ya ha entrado a formar parte del modelo europeo de protección de los consumidores. Cuando se promulgo la directiva 93/2013 nadie teníamos noticia de este nuevo control de transparencia y de hasta donde iba a llegar. Y esto en la sentencia de la UE de 21 de diciembre de 2016 -la que impone la retroactividad en la devolución de las cláusulas suelo- se deja claro que el tribunal de justicia debe asumir ese control de transparencia como valor europeo.
Plantea la transparencia como un término revolucionario. ¿A qué otro ideal asumido por el derecho sería comparable?
El término revolucionario no me gusta. Es una transformación jurídica. Un fenómeno natural de la vida social y del Derecho y es un nuevo principio que ha alumbrado el propio contexto actual. Cada vez vemos que las trazas de la transparencia están comunicando más aspectos de la vida social de los ciudadanos. Y se está revelando como un valor superior, como un nuevo valor constitucional si el legislador así lo quiere.
Plantea usted que la transparencia está unida a la noción de la Europa de los ciudadanos. ¿En qué sentido?
En el contexto actual para los que como yo creen en el proyecto europeo, una de las críticas que se le ha hecho es precisamente la burocracia y el alejamiento de los ciudadanos. La Europa de los ciudadanos es la que mira por los problemas sociales y uno de esos problemas ha sido el comportamiento transparente. De ahí que todo impulso que mejore la transparencia obviamente acerca a la UE a los ciudadanos. Fundamentalmente porque, para el proyecto europeo, reclama un modelo de protección elevado de los consumidores.
¿Es la transparencia un eje fundamental del progreso de una sociedad?
El ideal de transparencia resulta interesante porque no solamente atiende a unos intereses sociales de la parte mas débil, el consumidor, si no que también permite una mejor competencia de las empresas. Es un activo para las compañías. La transparencia va a estar dentro de la buena gobernanza empresarial. Va a estar en la marca reputacional de las empresas. Va a ser un activo que va a cotizar como en su día lo hizo el medio ambiente. La transparencia es un valor que protege a los consumidores y a la vez es un gran activo para el ámbito empresarial. Hay muy pocos principios que de una forma tan clara lo puedan armonizar.
¿La transparencia mejora la seguridad jurídica?
Con la transparencia estamos hablando de verdaderas transformaciones sociales y jurídicas. Este principio de transparencia mejora la seguridad jurídica con valores y mejora nuestra marca reputacional como sistema jurídico, porque mejora la protección de los consumidores y la competencia de las empresas.
