¿En qué medida contribuye la inteligencia emocional en el éxito de los negocios?
Es fundamental para alcanzar más y mejores resultados. Las personas con inteligencia emocional son aquellas que logran estar en equilibrio en todo tipo de emociones para tener cierta objetividad ante la realidad y no actuar de manera impulsiva. Es fundamental para todos los ámbitos de la vida y también para los negocios.
¿Es tarea del jefe saber gestionar esas emociones dentro de un equipo?
Sí. La inteligencia emocional es la habilidad más importante de un líder. Con ella, mira el bosque en vez de al árbol. Así será duro con el problema y suave con la persona. Sin embargo, cuando está con una emoción negativa termina atacándola. Eso daña las relaciones y es fundamental tener buenas relaciones porque cuanto mejor sean éstas, mejores son los resultados.
¿Cómo afectan las nuevas tecnologías en el cuidado de esas relaciones?
La tecnología tiene una parte negativa porque despersonaliza las relaciones. A veces se dan cadenas de correos electrónicos dentro de las organizaciones donde va creciendo la agresividad y se van echando la culpa unos otros. Son personas que se van escudando detrás de las tecnologías.
¿Qué es lo que más desalienta a un empleado?
Tratar mal a la gente es un gran desmotivador. Hice un estudio en Argentina para ver qué motivaba más a los jóvenes y respondieron que aprender, crecer dentro de las organizaciones y, además, tener un líder ejemplar que los trate bien. Lo que más les desmotiva es una empresa en la que no tenga posibilidades de desarrollarse y el autoritarismo. Es muy importante tener siempre en cuenta que en función de la motivación que tengan, estarán los resultados.
¿Y cómo puede un líder revertir la desmotivación si el contexto económico o el ambiente en la empresa no ayudan?
En épocas de crisis el desafío es más importante. El líder tiene que ser coherente con lo que piensa, dice y hace porque de esa manera genera confianza. Tiene que estar convencido de que las cosas pueden ser mejor y trabajar mucho, no solo dar grandes discursos. Lo segundo es que tenga una visión poderosa que se convierta en una visión compartida. Ese es el máximo nivel de liderazgo. Un líder no tiene que buscar ser seguido, sino que el resto se enamore de su visión como hizo Martin Luther King.
