La digestión tras el hartazgo de cemento al que dieron lugar los años de la burbuja inmobiliaria está siendo pesada, más incluso en Canarias. A 31 de diciembre del año pasado, en las Islas aún quedaban cerca de 29.000 viviendas nuevas sin vender, según los datos oficiales que acaba de publicar el Ministerio de Fomento. Exactamente 28.928 casas vacías, una cifra que supone una reducción de un 2,74% con respecto al stock acumulado un año antes. Así pues, en 12 meses se colocaron en el Archipiélago un total de 814 pisos, chalés y demás inmuebles a los que la crisis económica había dejado huérfanos de propietario.
Lo cierto es que el ritmo al que viene sucediéndose el drenaje de ese nutrido parque de viviendas de nueva construcción es sensiblemente más lento en la Comunidad Autónoma que en el conjunto del país. En toda España, las 513.848 casas que Fomento contabilizó al cierre de 2015 son ahora 491.693, con lo que la disminución llega a un 4,31%, frente al susodicho 2,74% en el Archipiélago. En otras palabras: el mercado inmobiliario nacional aligeró el stock de inmuebles -siempre viviendas vacías de nueva construcción- a una velocidad notablemente mayor que a la que fue capaz de hacerlo el mercado canario. Si en el ámbito estatal el sector inmobiliario consigue ir vaciando esta enorme bolsa de casas a un ritmo de 100 kilómetros por hora, la velocidad en las Islas sería, de emplearse este símil, solamente de 64 kilómetros por hora, 36 menos. Es más, hay regiones, como, por ejemplo, Baleares o Galicia, en las que el stock se redujo por encima del 7%, un 9,1% en el caso del archipiélago mediterráneo y un 7,1% en el de Galicia, y ello sin tener en cuenta la extraordinaria caída, de hasta un 34,4%, que experimentó en el País Vasco.
Y ¿a qué se debe que cueste tanto reducir esa bolsa? Fundamentalmente a que son inmuebles "poco vendibles", tal como detalla la presidenta de la Asociación de Empresarios Constructores y Promotores (AECP) de la provincia de Las Palmas, María Salud Gil. Se trata, en definitiva y mayoritariamente, de viviendas ubicadas en zonas de extrarradios que en ocasiones incluso sufren un considerable deterioro tras tantos años cerradas y en las que no pocas veces hay okupas viviendo. No será sencillo, por tanto, que el mercado inmobiliario regional pueda disminuir considerablemente este stock en los próximos años.
Hay que puntualizar, eso sí, que los cálculos del Ministerio que dirige Íñigo de la Serna no coinciden exactamente con los que manejan los constructores del Archipiélago, al menos los de la demarcación tinerfeña, que rebajan las cerca de 29.000 residencias que permanecen vacías desde que se levantaran en los años de la burbuja a alrededor de 20.000, unas 9.000 menos. Buena parte de esa diferencia se explicaría, según expone el presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción (Fepeco), Óscar Izquierdo, por dos hechos: por un lado, por lo ocurrido en la primera mitad del actual ejercicio -los datos de Fomento son a 31 de diciembre-, en la que Fepeco pudo constatar cómo las entidades bancarias, titulares de los derechos de buena parte de las viviendas vacías de nueva construcción que hay en la Comunidad Autónoma, fueron capaces de colocar una cantidad considerable al calor de la recuperación económica; por otro, porque la estadística del Ministerio, sospecha Izquierdo, podría estar incluyendo pisos, chalés y demás residencias que, en realidad, no son habitables de inmediato. Serían esas construcciones que se quedaron en la estructura -sin pintar, sin baños ni sanitarios, sin puertas ni ventanas, etcétera- y que a ojo de Fomento podrían haber pasado como viviendas nuevas en sentido estricto.
Sea como sea, lo cierto es que los datos oficiales hablan de 14.100 casas vacías de nueva construcción en la provincia de Las Palmas y de 728 más (14.828) en la demarcación de Santa Cruz de Tenerife. La bolsa se redujo en el último año más en las islas occidentales -Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro- que en las orientales -Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura-, exactamente un 1,1% más. En términos cuantitativos, en la provincia de Las Palmas hay ahora, o las había a 31 de diciembre, solamente 313 viviendas nuevas sin dueño menos que en 2015, un 2,17% menos.
Por su parte, en la demarcación tinerfeña la reducción es de un 3,27%, 501 casas menos. Globalmente, de la bolsa de viviendas nuevas vacías han salido desde 2011, cuando Fomento comenzó a elaborar la estadística, un total de 6.528 inmuebles, de modo que la disminución llega a un 18,4% en el último lustro.
