Alpa y Pilar se convertían en rostros conocidos esta semana, después de que ella fuese detenida por la Policía Local de La Oliva, tras una pelea marital por problemas de dinero y que acabó con una puñalada en el vientre de Alpa. La mujer fue puesta en libertad con una orden de alejamiento de su marido, pero ninguno de los dos está dispuesto a separarse, "pase lo que pase".

La pareja vive actualmente en una casa abandonada en La Caleta, La Oliva, rodeada de sus animales: pájaros, perros y gallinas. Su situación es precaria ya que entre los dos no superan los 700 euros de paro y sólo reciben la ayuda puntual de Cáritas, que les lleva comida. Ambos reconocen tener problemas con el alcohol y por esta razón afirman que les rechazan muchas ayudas.

Desde que llegaron a la Isla viven en la indigencia, ocupando casas y casetas y haciéndolas suyas. "Nos mudamos a esta zona alejada de la capital porque ya hemos sufrido varias palizas por parte de niñatos. La primera fue en la chabola que tenía cerca de la antigua parada de guaguas, me partieron una costilla y me marché de allí. Luego vivíamos en otra casa por La Hondura pero nos la quemaron con todo lo que teníamos dentro, incluso achicharraron vivos a los perros que teníamos con sus cachorros", declaraba Alpa.

DETENIDA. A sus 58 años, este vecino de Puerto del Rosario y natural de Cáceres llegó a Canarias hace ocho años, primero a Lanzarote, donde estuvo trabajando en la hostelería hasta que en 2002 se marchó a Fuerteventura. "Cuando llegué aquí trabajé para los piratas de las construcción, en una situación de explotación total. Fue entonces cuando conocí a Pilar, y fue por ella por lo que dejé de trabajar", cuenta Alpa. Según el marido, Pilar tiene problemas de salud, ataques de epilepsia, por lo que afirma es necesario que esté vigilada todo el tiempo. "Yo firmé que estaría con ella en lo bueno y en lo malo y eso es lo que hago", insistía.

En cuanto al incidente del pasado lunes que acabó con Alpa en el hospital y Pilar en los juzgados, ella se siente realmente arrepentida y afirma haberlo hecho sin pensar, "en un arranque de ira". Alpa ya lo ha olvidado y reconoce que él el había dado un bofetón tras una discusión por problemas de dinero, pero afirma que no estaban borrachos ninguno de los dos, si bien no niega que tomó algo de vino. "Todo esto viene de la situación en la que vivimos y los problemas de dinero. Yo lo único que quiero es un trabajo para poder estar como es debido y que me permita cuidarla a ella", apuntaba Alpa, visiblemente emocionado.

SIN CASA. De momento, lo único que tiene la pareja es un techo bajo el que cobijarse pero la situación puede empeorar ya que la dueña de la propiedad ya les ha advertido que tendrán que irse. "La propietaria de la casa nos ha avisado que el edificio se va a derribar para construir aquí, por lo que tendremos que mudarnos pero no sabemos a dónde". Alpa está empadronado en Puerto del Rosario, pero tiene miedo de volver ya que los sin techo son objetivo continuo de palizas por parte de grupos de jóvenes.

Fuerteventura ha crecido mucho en los últimos años atrayendo a gente de todas partes de España y el extranjero, sin embargo, ya no es tan fácil encontrar trabajo y muchas personas, como es el caso de Alpa y Pilar, ni siquiera tienen para pagar un alquiler por lo que acaban, en el mejor de los casos, viviendo en la calle y sin poder salir de la Isla.