La madre de la pequeña muerta, Inmaculada Vega, alegó en su recurso de casación ante el Tribunal Supremo, en relación al delito de homicidio, del que pide sea absuelta o en su caso condenada por homicidio imprudente, que las mordeduras que tenía el bebé "pudieran ser debidas a un exceso de cariño sin que determinaran su fallecimiento". El Alto Tribunal desestimó este motivo.

La sentencia recoge que durante el mes de diciembre de 2006 y primeros días de enero de 2007, la niña murió el 5 de enero, la acusada, Inmaculada Vega, mordió en varias ocasiones con considerable fuerza a Yunaisi en la zona de la cara anterior del muslo derecho, en ambos glúteos y en la cara, " producida esta última en la misma mañana del óbito, mordeduras que, en algunos casos, fueron de tal intensidad que dejaron marcados los caninos de la madre y generaron el sangrado de la menor".

Pellizcos

El pequeño y frágil cuerpo de Yunaisi estaba plagado de hematomas, costillas fracturadas y mordeduras, pues con tan solo tres meses de vida ya tenía dos costillas rotas, según recoge la sentencia haciéndose eco de los informes forenses.

La sentencia dictamina que los hematomas pudieran corresponder a "pellizcos y tirones de orejas y que los localizados en el tórax fueron producto de zarandeos".

El recurso interpuesto por el otro condenado, Yeray González, también fue desestimado al considerar el Tribunal que era consciente de los malos tratos. Sin embargo, a ambos, les absuelven del agravante de parentesco.