La ola de calor que azota al Archipiélago desde el pasado sábado subió el mercurio de los termómetros en Fuerteventura por encima de los 40 grados. A pesar de la alerta meteorológica naranja establecida por la Agencia Estatal de Meteorología muchos majoreros desafiaron al calor y optaron por irse a la playa. Sin embargo, en las zonas rurales las altas temperaturas hicieron mella en cabras, conejos y gallinas.

Los vecinos de Las Hermosas, en el municipio sureño de Pájara, observaron atónitos cómo sus termómetros marcaban 40,5 grados, una cifra que hace años no se recuerda. Otras zonas como Betancuria y Tuineje también sufrieron los efectos de la masa de aire con temperaturas de 40 grados.

Las playas majoreras fueron ayer un hervidero a pesar de las recomendaciones sanitarias para que se adoptaran determinadas precauciones y se evitara la exposición prolongada bajo el sol. Sin embargo, en determinadas zonas la afluencia de bañistas fue importante durante todo el día.

La masa de aire caliente afectó con mayor contundencia al campo majorero donde cabras, conejos y gallinas fueron las especies que más sufrieron los efectos del calor.

Un vecino de Tuineje, que evitó identificarse, reconoció a este periódico que el bochorno "me mató al menos unas 50 gallinas. Menos mal que logré sacar al resto de las jaulas ya que estuve regando el piso con agua durante toda la mañana pero no surtió efecto".

Las cabras no escaparon tampoco del asfixiante ambiente, especialmente las de la costa. En un corral de Betancuria varios ejemplares no pudieron soportar las altas temperaturas y fallecieron, mientras que idéntico camino siguieron numerosos conejos de una explotación en Antigua.

Los efectos del calor en la agricultura profesional apenas tuvieron incidencia al haber terminado hace escasos días la zafra del tomate. Sin embargo, los cultivos de verano, que se realizan al aire libre, especialmente, sandías, melones, lechugas y pimientos, sufrieron daños, mientras que algún agricultor que no había recogido sus papas también resultó afectado ya que el calor achicharró las hojas.

Gustavo Martín, agricultor en sus ratos libres en la zona de la Vega de Río Palma, señaló a este periódico que "los pimientos que tenía plantados se sancocharon, aunque tuvo suerte de haber cogido las papas hace unos días, si no les hubiera entrado la traza con este calor que seguro me pierde la cosecha".

Algunos cazadores tuvieron que abandonar ayer los campos de entreno porque el potente bochorno afectó a sus perros.