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El Cabildo mejora la Estación Biológica para acoger la fauna silvestre accidentada en la Isla

El Centro acoge desde hace más de 16 años cinco hubaras que no pueden ser liberaradas

Imagen del Jardín Didáctico de la Estación Biológica de La Oliva. LP / DLP

El Cabildo de Fuerteventura continúa mejorando las instalaciones de la Estación Biológica de La Oliva para ponerlo al servicio del rico patrimonio natural que atesora el territorio insular. En una parcela de más de 30.000 metros cuadrados, acoge un Centro de Recuperación de flora salvaje y fauna silvestre, un aula didáctica para recibir escolares, una sala de necropsias y otras dependencias.

Los datos recogidos por el personal del Centro reflejan que la mayoría de ingresos corresponden a aves, tortugas y, en menor medida, cetáceos. "Nuestro principal objetivo es proporcionar comida, alojamiento y cuidado médico a estos animales para rehabilitarlos y devolverlos a su medio natural una vez recuperados", explica la consejera insular de Medio Ambiente, Natalia Évora.

Entre las principales causas de ingreso de las especies en el Centro destacan los accidentes de tráfico o colisiones en carretera, el impacto en tendidos eléctricos, disparos, e intoxicaciones por vertidos y cebos envenenados.

Una vez que los ejemplares ingresados se recuperan son liberados y equipados mediante un seguidor GPS, que permite hacer un seguimiento permanente. "El seguimiento por GPS es muy útil, no sólo porque nos permite localizar cada ejemplar, sino porque define las rutas habituales y los espacios en que desarrolla su vida, de manera que nos orienta a la hora de planificar actuaciones para no incidir sobre sus hábitats", destaca Évora.

Pero no todos los ejemplares son puestos en libertad. Excepcionalmente, continúan en el centro algunos animales que, por distintos motivos, no pueden liberarse en el entorno natural. Estos animales, que residen permanentemente en la Estación Biológica de La Oliva, permiten preservar la genética de especies sirviendo de apoyo en programas de investigación como, por ejemplo, el de cría en cautividad.

Desde hace más de 16 años habitan dentro del centro cinco hubaras irrecuperables, pero con facultades suficientes para vivir sin dificultad. "Estos ejemplares nos ha ayudado en la puesta en marcha de proyectos de investigación. Dentro de este grupo hay, por ejemplo, una pareja que ocasionalmente ha puesto huevo", afirma la consejera insular de Medio Ambiente.

En el Centro también conviven además una pareja de guirres que llegó hace diez años, así como una aguililla que lleva más de 12 años en dichas instalaciones, que están equipadas con una serie de salas abiertas en su parte superior y cubiertas con malla para evitar las fugas de las mismas.

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