Desde ayer una placa instalada en la finca El Sobrado de Betancuria recuerda la tradición vitivinícola de Fuerteventura. En estos terrenos se encuentra una centenaria parra, posiblemente una de las más antiguas de la isla. Ahora esa cepa sirve de pretexto para los viticultores majoreros que trabajan desde hace tiempo para que el vino hecho en la isla consiga el reconocimiento de primera calidad.
El presidente del Cabildo majorero, Marcial Morales, el vicepresidente y consejero de Turismo, Blas Acosta, el consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan Estático y el concejal de Betancuria Enrique Cerdeña, junto a otras autoridades y representantes de la asociación de viticultores de la isla, acudieron a este acto homenaje a los viticultores majoreros.
Durante el acto, el enólogo Alberto González explicó que esta cepa, ubicada en una finca que podría ser de los herederos del conquistador Jean de Bethencourt, tiene más de 300 años de historia. Ahora está en manos de una universidad catalana dar con su origen, ver si representa algún tipo de cepa propia de la Isla, si llegó de Normandía junto a los conquistadores o si bien su introducción fue posterior.
Por otra parte, la isla está de enhorabuena. Ya cuenta con una bodega con denominación de origen protegida, una sello de calidad que permite al vino Conatvs poder comercializarse bajo el paraguas de Canary Wine.