La colombiana Magnolia Hurtado López, que vive con su hermana en Vecindario, no pudo dormir en la noche del miércoles.

"Cuando llegué a Gando desde Madrid, la Guardia Civil se sobrepasó conmigo, porque me hicieron quitar toda la ropa, abrir las piernas e incluso una mujer se puso los guantes para meterme los dedos por la vagina", señaló ayer. "Entonces yo me enfadé por impotencia y me puse a llorar y le dije que yo no era una delincuente. Y cuando me vio de esa manera, la mujer me pidió disculpas y dijo que ella era una mandada", agregó.

Magnolia, que lleva ya ocho años en España, teniendo ya su nacionalidad, dijo: "No lo veo justo. Cuando me vio indignada, me dijo que el registro se hacía porque había traído un abrigo puesto y era colombiana. Me sentí muy mal porque el racismo no se acaba aquí en España. Yo soy una mujer muy honesta. Aunque soy pobre y negra, llevo la cabeza muy alta".

En tal sentido, la mujer indicaba que "si era sospechosa de algo, de traer droga", pues que le hubiesen hecho una radiografía. "Pero no hacerme quitar toda la ropa y hacerme abrir las piernas. Me sentí tan impotente que estuve llorando toda la noche de la rabia".

Magnolia señala que sólo traía una bolsa de mano y su bolso normal, que no fueron registrados, y que traía un abrigo porque venía de Madrid donde hacía frío. Añadió que estuvo esperando bastante tiempo a que llegara una chica para el registro. "He viajado mucho y nunca me ha pasado que me hicieran desnudar", añadiendo que uno de los agentes hizo comentarios incorrectos sobre la registradora. Aunque valorará con su abogado si presenta o no una denuncia, Magnolia pide que "se eviten estos registros humillantes" y se busquen otros medios.