El lunes 25 de octubre de 1937, un día después del crimen, el jefe de Falange, Romero Ojeda, tuvo conocimiento del turbio asunto en el que se vieron implicados tres de sus más genuinos colaboradores en el norte de la isla. La máxima autoridad del partido se enteró esa mañana, poco antes de asistir al acto de bendición y colocación de la primera piedra del nuevo edificio del Cabildo de Gran Canaria. Después de cinco años de espera el proyecto realizado por al arquitecto grancanario Miguel Martín Fernández de la Torre comenzaba a convertirse en el prototipo de la arquitectura racionalista. El acto tuvo gran eco en la prensa de la época, pero ni una sola línea del trágico suceso apareció escrita en el periódico Falange, el órgano de expresión de este partido.