El atardecer en la bahía de Las Palmas de Gran Canaria es siempre un espectáculo sorprendente. Pero aquella tarde, desde la cubierta del vapor Zuleika, la tripulación pudo ver cómo una densa neblina impedía ver la costa. Ni siquiera los focos de los mástiles permitían vislumbrar la ruta marinera entre tanta penumbra. De pronto, el buque varó con violencia en medio de un gran estruendo. Allí quedó encallado junto a la salida al mar del barranco Guiniguada. Sin abandonar el puente de mando, el capitán Ramsay encendió los dos focos rojos indicadores de auxilio y lanzó al cielo las bengalas de emergencia.

Al día siguiente, LA PROVINCIA, a 15 céntimos sus anodinas cuatro páginas, abría su portada del viernes 8 de octubre de 1920 con la noticia: Vapor encallado.

En una nota de última hora el periodista de la época relata a sus lectores: "A las siete y treinta aproximadamente de anoche circuló por esta población la noticia de que frente a la playa del Matadero se había encallado un vapor. Nos trasladamos al sitio indicado, donde ya había numeroso público y pudimos comprobar la veracidad de la noticia. En las inmediaciones del vapor ya había un remolcador que seguramente al ver desde el Puerto las bengalas de auxilio que lanzó el barco cuando quedó encallado vino en su socorro. Por momentos fueron llegando varios remolcadores y una falúa. El sitio donde encalló el barco se nos dice que no existen mariscos sino que el fondo es de callaos".

Con esta precisión de la época se daba cuenta del accidente marítimo del Zuleika cuya causa fue, según declaró su capitán, que la neblina existente cuando se dirigía a atracar en el puerto le impedía ver. Todo esfuerzo fue inútil por rescatar el buque por parte de los remolcadores que vinieron en su auxilio, como el Lanzarote, que lo ancló con objeto de arrancarlo a remolque. El gerente de la consignataria Cory, José Hernández Sánchez, explicó que el barco había estado el 1 de julio anterior en el puerto y que había realizado el mismo recorrido que el día del fatal accidente.

En la mañana del viernes se unieron a las tareas de rescate varios prácticos del puerto, pero fue inútil todo intento de ponerlo a flote. Momentos antes se había procedido a la descarga del barco.

El Zuleika había sufrido algunas averías al zozobrar. Varias vías de agua inundaron la sala de máquinas y la bodega central, repleta de cuartos de novillo enfriado (chilled beef).

El barco procedía de Campana (Argentina), en cuya localidad existía el primer frigorífico de la flamante River Plate Fresh Meat Co. Ltd. Aparte del cargamento de carne congelada, que hubo de mantenerla en las cámaras frigoríficas que el empresario Gonzálvez tenía en el Puerto, el vapor llegó a Las Palmas con cereales y grasas.

El Zuleika, con matrícula de Londres, era un barco de 3.629 toneladas de registro bruto. Su botadura tuvo lugar en el año de 1889 y venía al mando del capitán M.B.J. Ramsay, con una tripulación de 36 hombres.

Por si fuera poco, en los primeros días de noviembre, un mar de leva empujó hacia tierra al buque encallado, dejándolo como un monumento al siniestro en tierra firme. En esos días el barco Smir Svitzer, de la misma compañía, había llegado al puerto con el objetivo de recoger los aparatos y bombas del buque siniestrado, después de que éste fuera abandonado por su consignataria.

La compañía inglesa de seguros Lloyd se hizo cargo de todos los daños y pérdidas sufridas. Al final, las cincuenta toneladas de carne fueron adquiridas por el empresario local Gonzálvez. El Archipiélago quedó abastecido durante largo tiempo.