Una mañana inmensamente despejada llevó ayer a más de siete mil personas a las Fiestas del Almendro en Flor de Tejeda. Una afluencia "como nunca" se había registrado en estos festejos, que este domingo volvieron a deleitar a sus asistentes por su amplia gastronomía -mucha de ella gratis-, la música folclórica y exhibiciones como la trilla.

Un cielo azul intenso, una tierra totalmente verde y almendros con la flor ya falta de color configuraban ayer el entorno del pueblo tejedense, un auténtico hervidero de gente recorriendo su arteria principal llena de puestos de todo tipo de productos de la tierra y alguna artesanía. Tanta asistencia también trajo las molestas colas para entrar al pueblo.

"Este año se han desbordado las previsiones y estamos asombrados", manifestaba ayer una contentísima alcaldesa de Tejeda, Encarnación Domínguez, que a mediados de este año deja la política tras 18 años con el bastón de mando tejedense y lo hace "con las mejores fiestas del Almendro en Flor". La primera teniente de alcalde, Alicia Vega, informa de la afluencia de más de 7.000 abrigados visitantes, que tuvieron que ir quitándose prendas ante la subida de la temperatura y de calorías por el queso de Pino Gordo, las tortitas de carnaval, las papas arrugadas, el pan de papa, la mermelada de naranja, el moscatel y el trago de ron.

La calle Doctor Domingo Hernández estaba copada completamente por los visitantes. Era un área comercial abierta de canariedad. Junto al ayuntamiento, la agrupación folclórica Drago y Laurel, de Moya, anima la fiesta cantando una polca y a la mitad de esta vía lo hace el grupo Cendro, de Telde. Los puestos de los distintos barrios de Tejeda se llevan la palma y ante ellos se hace cola para probar sus productos gastronómicos gratis. El Chorrillo ofrece pan de papa y mermelada de naranja; el Espinillo, que se autodenomina como laderas del Bentayga, tortitas de carnaval y arroz con leche; y Timagada lo hace con escaldón de gofio y papas con mojo. Además numerosas queserías, dulcerías y artesanos de distinta especialidad exponen sus productos. Al fondo de la calle, la exhibición de trilla es cosa del maestro Pedro Alemán, que ya cuenta con monumento y un museo en Firgas.

Las caras norte del Roque Nublo y el Bentayga están a la sombra del soleado día y al fondo los invernaderos de La Aldea y el Teide nevado. De regreso y a un kilómetro de Cruz de Tejeda, otra vez toca hacer cola.