El norte de Gran Canaria también podrá disfrutar de su tren. El consejo de gobierno del Cabildo decidió ayer la aprobación inicial del avance y del informe de sostenibilidad del PTE-22, el plan territorial especial de ordenación del transporte guiado que conectará la capital insular con Arucas, que tendría 18 paradas y un presupuesto estimado de 432,61 millones. No obstante, el tren norteño contaría con una fase posterior en la que su recorrido se extendería desde Arucas a otras dos poblaciones del Noroeste, Gáldar y Agaete, si existe la demanda suficiente.

Un tren o metro ligero, frente al ferrocaril previsto para el Sur, es la alternativa de vehículo con más posibilidades de cubrir los 18 kilómetros que separan a Las Palmas de Gran Canaria de la ciudad norteña y las facultades de la Universidad en Tafira. También se estima que en 2018 la demanda anual de pasajeros será de 6.580.121 y de un millón más diez años después.

Este plan territorial, que supondría tras su finalización, la conexión entre las zonas sur y norte de Gran Canaria por medio del intercambiador de Santa Catalina, calificado por Emilio Mayoral, consejero de Política Territorial del Cabildo de Gran Canaria, como la piedra angular de las comunicaciones ferroviarias de la isla. De hecho, con los dos transportes guiados en los principales corredores se pretende, además, potenciar el desarrollo sostenible, mejorar la calidad del servicio público ofreciendo más rapidez, comodidad y seguridad a los usuarios o proporcionar una mayor y mejor accesibilidad a la población a sus lugares de trabajo y a los servicios que demandan.

Tres tramos

El avance del plan del tren del Norte baraja tres grandes tramos. El primero sería el del intercambiador de Santa Catalina-Siete Palmas-Tamaraceite, que se desarrolla prácticamente en su totalidad por suelo urbano, salvo en el tramo entre Siete Palmas y Tamaraceite, donde discurre por una zona de cierto valor ambiental. El segundo tramo (Tamaraceite-Arucas) discurre por suelo rústico y atraviesa zonas con valores ambientales importantes como el barranco de Moya y la zona de tránsito entre Santidad y Arucas. El tercer tramo (Siete Palmas-Campus universitario) se configura como un ramal que conecta el primer tramo con el campus de Tafira y se destaca que con este ramal se afecta al barranco del Guiniguada, que se cruza por un viaducto, dentro del paisaje protegido de Pino Santo.

El documento contempla, según sea el ferrocarril o el tren ligero el vehículo elegido para realizar el trayecto, diferentes alternativas, hasta un total de 16. De aprobarse la opción del tren o metro ligero, la más probable, el primer tramo oscilaría entre los 8,6 kilómetros de longitud y los 9,7 y el número de paradas de 12 a 14. El segundo tramo, según estos cálculos, oscilaría entre los 5,2 kilómetros y los 5,6 y de dos paradas (Santidad y Arucas). El tercer tramo, entre 3,2 y 3,5 kilómetros de longitud y dos paradas (Tafira Norte y Tafira Sur).

El PT-22, en sus conclusiones considera que la mejor alternativa pasa por un primer tramo de 9,5 kilómetros y 13 paradas; el segundo, de 5,2 kilómetros de distancia y dos o tres paradas, y el tercero, entre 3,3 y 3,5 kilómetros y dos paradas. En resumen, 18 paradas, 16 en la capital y dos en Arucas, y 18 kilómetros de trayecto.