Una figura misteriosa vestida de negro cabalga a la luz del atradecer entre senderos inhóspitos. Va armado con una espada y una inquebrantable fe en la Justicia que le lleva a enfrentarse a los desalmados guardias del gobernador de la ciudad que sólo defiende a los ricachones mientras castiga al pueblo. Es el Zorro.

Es el Zorro, sí, pero el Zorro de los Carnavales que cada año deja ver su antifaz por las calles que le dejan de la capital. Misterioso es porque se niega a revelar su verdadera identidad, como el personaje de Johnston McCulley, y también es verdad que va en caballo y que se llama Tornado como el del cómic y lleva espada. Pero para lo demás habrá que echarle imaginación. Así, en vez de veredas y caminos inhóspitos, nuestro hombre cabalga por el arcén de la circunvalación y en vez de ciudades mexicanas frecuenta la capital grancanaria y algunos municipios más del sudeste grancanario donde se celebran Carnavales.

Lo que es una realidad y lo emparenta con el personaje de ficción es su constante huída de los policías locales de muchos municipios, sobre todo del capitalino, que sistemáticamente le niegan la posibilidad de participar legalmente en la Gran Cabalgata. "Soy un fuera de la Ley", asegura orgulloso el Zorro canarión. Nuestro embozado se aposta en las calles aledañas a la Gran Cabalgata para participar de la fiesta a su manera mientras con el ojo izquierdo acecha la llegada de los 'malos'. "Siempre tengo que estar atento a que la patrulla de la Policía Local no me coja porque me multan".

El Zorro no entiende que le denieguen los permisos para participar en la Gran Cabalgata cuando luego se autorizan camellos para los Reyes Magos o más caballos para la Feria de Abril. "Mi caballo nunca ha dado problemas ni ha dado una coz a nadie. De todas formas, yo no quiero entrar en polémica", añade el Zorro que asegura que por esta causa no va a marcar con la Z la puerta de la casa del señor alcalde de la capital. "Yo llevo diez años en los Carnavales y voy a seguir saliendo porque a la gente, niños y mayores, les encanta verme con el caballo, además hago promoción del Carnaval entre los turistas que me hacen muchas fotos", dice el enmascarado que también se llega con su montura hasta el Carnaval de Playa del Inglés. Además, tras robarle a los ricos avariciosos el Zorro reparte monedas de oro entre el pueblo en versión euros de choclate comprados en la tienda de golosinas de la esquina.

10 años de Zorro

El personaje del Zorro se ha convertido en toda una pasión para este ingeniero grancanario, amante de los caballos, que lleva diez años saliendo de esta guisa al Carnaval. "Todo surgió viendo la película de Antonio Banderas en el cine cuando pensé 'yo también tengo un disfraz de Zorro y un caballo, eso también puedo hacerlo yo. Y dicho y hecho", cuenta.

No le venía de nuevo esta pasión ya que nuestro Zorro, ya madurito, disfrutaba de pequeño con las peliculas en blanco y negro del mismo personaje que emitía la televisión hace décadas.

Si usted es vecino de uno de los municipios de la Isla en los que aún se celebran las carnestolendas, atento, mire a su espalda porque en cualquier momento aparecerá en el lugar más inesperado el Zorro sobre su fiel Tornada y espada en ristre.