Los usuarios del Centro Sociosanitario El Pino celebraron ayer el día de la patrona de Gran Canaria con una fiesta en la que los mayores pudieron rememorar sus visitas a la Virgen de Teror, pues no faltaron los trajes típicos, la música folclórica, un almuerzo con menú canario, el teatro y una misa con ofrenda. Cerca de trescientas personas, entre residentes, pacientes, trabajadores y familiares, participaron en la particular fiesta del Pino, que coincidió con el primer aniversario del Grupo Sanitario Icot como empresa responsable de la gestión del centro.

Francisco Santana, consejero de Política Social y Sociosanitaria del Cabildo de Gran Canaria, animó a los mayores a disfrutar de la jornada y se comprometió a "trabajar con ahínco" para mejorar su bienestar. "Estamos obligados a devolverles en calidad de vida el esfuerzo que realizaron ustedes para que tengamos esta sociedad", señaló Santana.

En nombre de los usuarios intervinieron Martín Rodríguez Cabrera, que se atrevió a recitar unas estrofas a la virgen, y Lucrecia Viera, una majorera de 78 años afincada ahora en La Paterna y que acude al centro de día a ejercitar el cuerpo y la mente. Aseguró que en seis meses ha encontrado una nueva familia en El Pino y apuntó que esta es otra forma de afrontar este periodo de la vida. "Aquí no se para el mundo, tenemos que vivir lo mejor que podamos", exclamó. Una veintena de voluntarios, niños y jóvenes, se encargaron de bajar a los pacientes hasta el jardín y después repartieron la comida y la bebida. Una de ellas, Elena Cabrera Martínez de la Peña, de 19 años ya participó el año pasado y no se quiso perder la fiesta. Tras siete horas junto a los mayores, reconoció que les coge cariño y siente pena al marcharse. Tras un homenaje simbólico con la suelta un globo por cada asistente se iniciaron las actuaciones musicales, a cargo del conjunto Los Tres Amigos, la agrupación folclórica Vecinos Unidos y el baile de Arancha y Rafa.